lunes, 29 de febrero de 2016

212.- Misas, difuntos y santos

(Esta entrada la hice el 29 de febrero del año 2016)

Hace unos meses que falleció María Sanleón Jaime a la edad de 87 años; hablamos aquí de ella porque esta mujer fue la última persona que ejerció en el pueblo la labor de avisadora de misas. Contratada por los familiares del difunto, iba casa por casa anunciando el día, la hora y por quién iba a ser la misa.

Antes, cuando alguien moría no se le decía misa el día del entierro; la comitiva fúnebre, formada solo por hombres y presidida por el cura y dos monaguillos, iba desde la casa del difunto hasta la puerta de la iglesia. El difunto era llevado, a hombros o en unas parihuelas, por familiares y amigos (la moda de los coches fúnebres llegó al pueblo hace poco tiempo) hasta la puerta de la iglesia donde se rezaba un simple responso, tras el cual la comitiva marchaba sola hasta el cementerio. Esto era así en los entierros de menor categoría (y precio). Pero si el cura acompaña al cortejo fúnebre hasta la Plazoleta de los Muertos, o a la mitad del camino que sube al cementerio y, en casos muy raros, hasta el mismo camposanto, el precio de los entierros subía también proporcionalmente.

Era a los siete días después del fallecimiento cuando en la iglesia se celebraba la misa de difuntos a la que ya asistían todos los dolientes, hombres y mujeres, además de la gente que los acompañaba. El que en la ceremonia se pusiera catafalco, que se encendieran más velas o menos, o que la misa fuera cantada por el cura y el sacristán o simplemente rezada, todo dependía del dinero que los dolientes quisieran gastarse. Este funeral por el difunto se repetía al mes, al año y a los siete años del fallecimiento.

Las defunciones, los entierros y las misas se anuncian con distintos toques de campana. Y, por supuesto, no se hacían fotografías de entierros; por eso no ponemos.




Una costumbre relacionada con las creencias religiosas que aún se conserva, es la de las imágenes religiosas guardadas en hornacinas portátiles que van de casa en casa siguiendo un orden establecido. Son varias las que viajan por el pueblo en distintos circuitos según el orden que marca la relación que aparece en el dorso de la cajita. La imagen se coloca en un lugar visible, se le enciende una vela o una mariposa y se guarda durante todo un día. A la noche siguiente se lleva a la casa de la persona que le corresponde.

En mi casa hacen estación dos imágenes: Santa Rita y la Sagrada familia.



También es frecuente guardar en la vivienda imágenes religiosas, como pequeños oratorios. Este valioso Niño Jesús pertenece a la familia del que fue abogado Diego Navas.



lunes, 22 de febrero de 2016

211.- San Marcos en La Yedra

En los años sesenta y setenta del pasado siglo, en el pueblo se puso de moda el pasar el día de san Marcos en la Fuente de la Yedra. El lugar reunía en aquel momento condiciones que lo hacían apetecible para pasar un día de campo y de diversión con familiares y amigos.

En la Yedra hay una fuente; de sanmarqueo se ha ido siempre a un sitio en el que haya agua cerca: Nacimiento, Chorro, Toronjil, Parroso, Hondoneros...

La Yedra está al lado de la carretera y por aquellos años la gente empezó a tener vehículo, coche o moto, en el que desplazarse a los sitios de nuestro entorno. Hasta que no se acondicionaron, los caminos a los lugares donde se celebraba tradicionalmente el día de san Marcos solo podían transitarse a pie o a lomos de una caballería.

A La Yedra, que con el tiempo se ha convertido en hostal y restaurante, traían para aquella fecha una orquesta con la que se animaba la verbena hasta bien entrada la noche.

La familia de los 'Herreros' delante de la Venta de la Yedra.

Elia con sus padres y primos un día de san Marcos,

Mocitas y mocitos de los años cincuenta pasando un día en el campo.

De san Marcos en La Yedra.
Jerónimo, Alpargatas, Antonio el Rubio, Juanita, Carmelina, Esperanza, Pepa...



Por la carretera acarreando agua en una garrafa.
Isabelita de Miguelín, Angelina, Manolo del Herrador.

Familias de la Tosquilla y de Las Carboneras un día de campo junto a la sierra con la carretera al fondo.

lunes, 15 de febrero de 2016

210. Vocabulario 19

Entre las palabras de nuestro vocabulario popular que comienzan por F- hay una que quiero destacar aquí porque, aunque antaño fue muy popular, en la actualidad está casi moribunda; me refiero a felisongo, palabra cuyo significado viene a ser el de ‘alferecía’, ‘patatús’, ‘ataque epiléptico’. Si bien puede padecer este tipo de ataques cualquier persona, en general son las mujeres quienes más lo sufren pues tiene un gran componente de histeria, estado de desequilibrio nervioso muy ligado al comportamiento femenino.

La palabra histeria proviene del griego y significa ‘matriz’, por atribuirse a este órgano femenino la causa del histerismo. El diccionario de la Real Academia define al histerismo como “enfermedad nerviosa crónica, más frecuente en la mujer, caracterizada por gran variedad de síntomas como convulsiones, parálisis o sofocación”. También, “estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala”.

Cuando yo era monaguillo, acompaña al cura en los entierros; en aquellos tiempos el sacerdote acudía hasta la casa del difunto, rezaba un responso y volvía a la iglesia con el féretro acompañado sólo por hombres; las mujeres, fueran dolientas o vecinas que las acompañaban, se quedaban en casa. En el momento de la despedida, algunas veces las mujeres familiares del difunto daban gritos, se tiraban de los pelos y culminaban estas extremas manifestaciones de dolor tiradas por el suelo víctimas de un felisongo. Si no daban el espectáculo corrían el peligro de ser criticadas por no llorar lo suficiente la muerte del ser querido. Eran otros tiempos.

Prosigamos con nuestras palabras.

faena. En la expresión tener alguien faena: ser una persona trabajosa, de carácter difícil y quisquilloso. “Bregar con este niño tan mima(d)o tiene un rato faena”.
Faiciones. (Ya en desuso) Facciones, rasgos de la cara.
Falsería. Falsedad, doblez, fingimiento. “Por muy buena cara que te ponga no te fíes de ese, que gasta mucha falsería”.
faltón-na. Que falta mucho al respeto.
Fanega. (Ya poco usado). La media fanega: El cementerio.
fardo. Tela amplia que se coloca bajo el olivo para recoger las aceitunas que se varean,
farfolla. Relleno. “Parece que tiene muchas tetas pero la mitad es farfolla”.
fario. En la expresión tener mal fario: traer mala suerte, ser gafe. Tener mal sino. “Todo le ha salido mal.: parece que tiene mal fario”.
farruco-a. Valentón, presuntuoso. “Quiso ponerse farruco conmigo pero le planté cara y se amilanó”.
farsanta. Mujer falsa, que finge continuamente.
fascoso-a. Nervioso, inquieto. “El niño no se queda dormido porque esta noche esta algo fascosillo”.
faterna. En la expresión, estar siempre con la misma faterna: insistir, ser pesado pidiendo o diciendo algo. “Esta siempre con la misma faterna: que quiere un móvil más grande”.
fatiga. Vergüenza, reparo.
fatigoso-a. Vergonzoso, vergonzosa. “No quiso decírtelo delante de la gente porque es muy fatigoso”.
felisongo. Ataque epiléptico, patatús, alferecía.
feuchillo-a. Feíllo o feílla, pero no mucho. “Es feuchilla pero tiene buen tipo”.
fifa. Filfa, engaño. “Menudo fifa está hecho tu vecino….”
fifita. Pájaro, pitpit.
fifita. Mujer delgada pero muy dispuesta y pimpanera.
finca. En la expresión estar hecho una buena finca: ser alguien de conducta más que dudosa.
flamazo. Calor intenso. Calorín.
flamenco. En la expresión ponerse flamenco: envalentonarse, ponerse farruco.
flan. En la expresión ponerse o estar como un flan: avergonzarse, ponerse colorado de vergüenza. Enternecerse.

martes, 9 de febrero de 2016

209.- Guardias civiles

Del archivo fotográfico en el que tengo reunidas las fotografías que me habéis ido prestando, selecciono para esta entrada docena y media de ellas en las que están presentes miembros (antes se decía números) de la Guardia Civil compartiendo unas copas de vino con paisanos en los bares, participando en los actos públicos que requerían su presencia, paseando con sus mujeres, acompañando a las autoridades en actos religiosos o escoltando las procesiones con el fusil máuser al hombro.

(Esto lo escribía yo en 2016. Ahora la casa-cuartel sólo es casa y no cuartel y los guardias civiles brillan por su ausencia en la vida social del pueblo. Todo el tinglado cuartelero se lo han llevado al Trabuco, donde también vive el cura. Como siga esto así, el Centro de Salud, el Juzgado y el Ayuntamiento también estará al otro lado del puente del Trabuco, al que los trabuqueños llaman el puente del Sauceo. Por lo menos tenemos el puente.)

Cuando éramos pequeños, allá por los años cincuenta del siglo pasado, los niños del pueblo compartíamos juegos y peleas con los hijos de los guardias en la plaza de abajo, la Plaza de España, donde entonces estaba el cuartel. (La calle que baja desde la plaza hasta Inés Molina y calle Arroyo, todavía se le conoce como 'el Pecho de los civiles'.) Nosotros éramos entonces ignorantes de los duros momentos por los que pasaba mucha gente del pueblo en aquella posguerra de hambre, de miedo, de los 'tíos de la sierra´, de comentarios en voz baja, de odios ocultos y venganzas aplazadas. Se podría escribir una novela negra con las historias que se vivieron, se sufrieron y se callaron en tantos pueblos de España; pero esa no es la labor de este blog.

Durante aquellos duros años de la dictadura, hubo momentos en los que la guardia civil actuó con abuso de autoridad, mostró servilismo ante los ricos y ejerció su prepotencia contra los más débiles, pero la verdad es que también hubo muchos miembros de este cuerpo que actuaron con honradez y que prestaron un leal servicio al pueblo al que servían. Muchos jóvenes saucedeños optaron por ejercer este oficio, nunca bien pagado, se hicieron guardias civiles y vivieron en cuarteles de diferentes localidades andaluzas.

La Guardia Civil es, en estos tiempos también revueltos, una de las instituciones más valoradas por los ciudadanos españoles.

Como siempre, pongo los nombres de los que estoy más o menos seguro y vosotros completáis el resto. Si no podéis hacerlo en el blog, mi correo es este: fjacuriel@hotmail.es

Desfile de guardias civiles el día de la inauguración del nuevo cuartel, año 1960


Pareja de guardias civiles con tricornio, tabardo y guantes en un día de fiesta.


Un 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar patrona de la Guardia Civil; de izquierda a derecha: Regordeño, Higinio, Vicente, Pepe el del sacristán, Perche, guardia León..., Rafael Castillo, cabo Manceras, guardia Cerezo, Humberto Mérida, Pérez, Cano, Manuel el practicante, Luis Durán...
Una vez publicado el blog, Pilar Repiso me dice que el que aparece con bigote al lado de Higinio Repiso, y que yo creía que era el maestro Carlos, es Lucio Repiso, su padre.



Bar la fonda hacia 1950: cabo Bonilla, el alcalde José Godoy (Coscurrones), Cristóbal el sacristán y el sargento de los Peláez. La mesa imponía respeto, por no decir otra cosa.

Chicón, Antonio el pastelero y el cabo.

Antonio el pastelero, un Pérez guardia civil, Francisco Muñoz Sedano, cabo Peña

Bar de La Fonda: Antonio Cano, Manolo (Cuartío), Paco de los pinos, un guardia y Elías Navas.


En el jardín de La Linde.

En el bar de Miguelillo: Frasquito Huevos, Manuel Muriel, Luis Durán y un guardia civil


Guardias civiles, municipal y paisanos esperando algo delante de una tienda.

Varias fotografías de procesiones escoltadas por una pareja de guardias civiles armados con fusiles o metralletas.




El guardia Flores, con tricornio, capote corto y porte serio.



El guardia Cerezo a la derecha de la imagen de la Virgen del Rosario.


Pareja de guardias civiles escoltando la procesión del Corpus del año 1959


Presidiendo las procesiones siempre iban los tres poderes municipales; este año eran
Rafalito Julián alcalde, cabo Manceras comandante de puesto y Juan Repiso juez de paz.