jueves, 19 de noviembre de 2020

271.- Casas con mascarillas


(Dada mi carencia do fotos que enseñar, ahora reproduzco viejas entradas para así ir entreteniendo al personal. Esta es del año 20, el de la pandemia)

La fachada de una casa es algo así como la cara de la vivienda, y la puerta de entrada sería el equivalente a la boca. Pues bien, en Villanueva del Rosario tenemos la costumbre de colocar delante de esas puertas una especie de 'mascarilla' para protegerlas de las salpicaduras del agua, las canales, que caen desde las tejas los días de lluvia. En otros lugares el problema se soluciona poniendo en las casas canalones que recogen en el alero del tejado el agua de lluvia y la conducen hasta la calle. Así se evita que al andar por las aceras cuando llueve, el viandante reciba sin misericordia chorros de agua que lo ponen pingando.

Estos artilugios no tienen todavía nombre pero podemos aventurar que no sería descabellado llamarlos guardapuertas, salvacanales, librasalpicaduras, mamparas antigoteo... Son portátiles, de quitaipón, impermeables y es raro ver dos iguales. Se fabrican con tablas, plástico, metacrilato, sacos de abono, restos de hule... Su función no es la de evitar que entre el agua en caso de riada, aunque también las hay con unos rieles atornillados en el dintel en los que encajan las láminas y evitan inundaciones domésticas.

Antes, cuando yo era niño, las fachadas de las casas estaban todas encaladas y como adorno se pintaba junto al suelo y a todo lo largo de la pared una franja azul de un palmo de  ancho. Solo algunas viviendas presumían de un zócalo de cerámica o ladrillo. Ahora todas las casas tienen su correspondiente zócalo aunque de la estética de algunos mejor no hablar.

Otro detalle: al igual que la gente cuelga en las fachadas trapos, plásticos o cedés para evitar que las golondrinas hagan sus nidos bajo el alero, también hay otro invento saucedeño que habría que patentar como idea genial: la de poner en las esquinas botellas de plástico llenas de agua amarilleada de azafrán con las que se intenta disuadir a los perros de que vayan meando a diestro y a siniestro.

El otro día cogí la máquina de fotos y, mientras andaba la calle de la estación, me entretuve haciendo algunas fotos que aquí reproduzco para vuestra consideración, vengan a cuento o no con el tema de esta entrada. Con esto de la pandemia las cabezas no están mu allá.