miércoles, 26 de diciembre de 2012

21.- Industria y comercio

Las bases económicas de nuestro pueblo han sido desde sus orígenes la agricultura y la ganadería. Que yo sepa, en nuestra historia han sido pocos los emprendedores locales o foráneos que hayan invertido su dinero para crear productos que se vendieran fuera de Villanueva del Rosario.
Uno de esos intentos fue la creación a principios del siglo XX de la destilería de aguardiente ‘Anís la rifeña’, por Felipe Navas Rojas. De aquella empresa, que por los datos que nos han llegado no tuvo demasiado éxito, ha quedado un hermoso edificio, la Huerta Felipe (Huerta Africana) y unas cuantos envoltorios de aquellas botellas de anís.


Papel con que se envolvían las botellas de anís.

La extraordinaria calidad de la matalahúga que se cría en las tierras de nuestro entorno dio lugar a que el industrial malagueño Alba, creara un centro exportador de estas codiciadas semillas; pero el encarecimiento del cultivo, que había de hacerse a mano, y la entrada en el mercado de la matalahúga de países más competitivos como Turquía y Marruecos, dieron al traste con esta interesante iniciativa.





Los alfareros que surtían a la población de tejas, cántaros o ladrillos nunca crearon objetos para ser vendidos en otras localidades, al contrario de los que sucedió en tantos otros pueblos de la vecina Córdoba que han hecho del trabajo con el barro una fuente de riqueza.
Lo mismo ha sucedido con los productos derivados del cerdo o de las cabras y ovejas, convertidos en exquisitos bocados que dan riqueza y prosperidad a los pueblos que han sabido mantenerlos y explotarlos comercialmente.

Sin más lamentaciones, hagamos un repaso por algunos establecimientos comerciales y servicios públicos de los que conservamos documentación fotográfica.

La Frasquita (prima de mi suegra Currita), una Ruiz Mateos del comercio y el trapicheo desde los tiempos del estraperlo, montó ella solita su tienda en la que vendía lo que encartara. Con cerca de noventa años seguía trajinando con magdalenas, huevos, uvas, aceitunas aliñadas…

Frasquita en su tienda rodeada de algunas de sus hijas.

La primera nave de criadero de pollos a nivel industrial se instaló junto al molino las Tres Piedras; al encargado del negocio todo el mundo lo conocía, y no podía ser de otro modo, como el ‘tío los pollos’. Otros intentos de cría de gallinas ponedoras fueron la nave de Pepe Vallejo que después sería una cooperativa textil, y la instalación que Paco Molina montó en la planta superior del bar La Fonda.


Benede y Pepe `Solano' clasificando con mimo los huevos.

De mi primo Benede (Benedicto Álvarez Caro) hay que decir que tenía una fuerza descomunal; de un puñado, era capaz de coger un saco de trigo con cada mano y subirlos a un camión o a un la cámara sin inmutarse.
Cuentan que una vez un maestro le dio un cosconazo más fuerte de la cuenta a uno de los hijos de Benede. Este maestro, en comparación con mi primo, era más bien canijo. Benede era muy buena persona y, aunque le dolió lo de su hijo, simplemente se dirigió al maestro con muy buenas palabras, y le recordó que "una persona mayor, como usted, que además es maestro, no debe pegarle a un niño chico. Eso es como si yo le pegara a usted". El maestro ni rechistó.

Las distintas cooperativas textiles creadas en los años setenta por la baratura de los sueldos que los empresarios les pagaban a las trabajadoras, fueron  desapareciendo con el tiempo y se trasladaron a otros países con mano de obra más barata, como Marruecos.
Aunque las mujeres y los horneros hacían mantecados, roscos, bizcocheras y magdalenas para vender, el primer obrador de pastelería del pueblo fue el de Antonio (El Pastelero) y la Paca. Un  profesional confitero estuvo un tiempo con ellos para enseñarles la forma de elaborar, adornar y presentar los pasteles. El matrimonio, Antonio y Paca, mantuvo el negocio de aquellos pasteles insuperables durante décadas, hasta su jubilación.


Paca, María Román y Encarna Pérez

Las tiendas del pueblo eran pequeños establecimientos en los que se podía comprar cualquier cosa. Había algunas especializadas en la venta de telas, hilos lanas; otras vendían solo carne. Para las compras de vestidos, maquinarias u otras cosas más específicas había que trasladarse a Antequera, Loja o Málaga.

La tienda de Cristóbal Colón era el establecimiento al que llegaban los Reyes Magos cuando comenzó la costumbre de los regalos navideños. Cristóbal era un hombre muy emprendedor y sabía promocionar sus productos. Después, su mujer Isabel, la veterana de los tenderos de Villanueva del Rosario, siguió durante años fiel al negocio.

Cristóbal Colón y su mujer, Isabel, cun su hija en brazos, en la puerta de su establecimiento un día en que, al parecer, hubo oferta de helados.
Hay 13 niñas y tres niños. A ver si entre todos les ponemos nombre a cada uno.

José Antonio; junto a sus padres Manolo y María, y Manolo el 'Chiquitín', amasando el pan.

En el pueblo han funcionado siempre diversas panaderías en las que se han hecho los panes y los molletes, y también servían para que los vecinos cocieran sus dulces. Además del horno de Manolo, estaban el de Tedoro, el de María Jesús, el de La Fabriquilla y los que había en algunos molinos harineros, además de diversos hornos caseros que tenían algunos cortijos.

Las verduras, el pescado y otros productos perecederos se vendían en el mercado que montaban todos los días en la plaza de abajo. Ásí se recoge en el libro sobre Villanueva del Rosario, que hemos citado tantas veces.

El pequeño mercado diario se realiza desde tiempo inmemorial en la Plaza de España sin que exista actualmente local destinado a este fin, sintiéndose la necesidad del mismo y haciéndose llegar a los Organismos superiores el deseo de ejecución de las obras más necesarias.


De compras en los escasos puestos el 23 de junio de 1957
Es la plaza de abajo, Plaza España o del ayuntamiento.
En el centro de la foto, tras el árbol, algunas mujeres llenan sus cátaros en la fuente pública.

Juanico la Bigota y el Porras vendiendo al peso papas y cebollas.

Unos años más tarde, en 1960, se inauguró el edifico del Mercado Municipal, en el que se instalaron diversos puestos de verduras, carne y pescado. La verdad es que aquel Mercado Municipal no tuvo mucha aceptación y pronto dejó de funcionar como tal.




Una industria refrescante, la fábrica de polos, con el tiempo también sería un proyecto frustrado a pesar de sus prometedores inicios de la mano de Diego El Polero.

Ignacio y sus ayudantes en el trajín del negocio.

Si queremos que la industria y el negocio funcionen hay que disponer de una buena red de comunicaciones. Para ese se había inventado el teléfono.

En el libro de marras se dice:

Su implantación data del día 14 de febrero de 1935 en que fue instalada la centralilla, y desde noviembre de 1954 ha quedado ampliada la red del mismo existiendo en la actualidad 26 abonados a dicho servicio que pagan mensualmente una cuota por servicio urbano de 30 pesetas y50 céntimos a la Compañía Telefónica Nacional de España.

La centralita estaba instalada en la plaza de la iglesia y una familia se dedicaba a recibir las llamadas y establecer manualmente las conexiones urbanas, y con Archidona para las conferencias.





Adela, la última telefonista.



jueves, 20 de diciembre de 2012

20. Vocabulario 3



Cuando una mujer le dice a su marido: “Niño, si vas a salir a la calle date por lo menos un achancón en esos pelos”, no le está pidiendo que se peine con cuidado, a pesar de que achancón suena a aumentativo, sino que se arregle un poco el pelo, algo ligerito aunque sea con los dedos.
No es lo mismo triste que tristón, como tampoco es lo mismo bueno que buenazo; paradójicamente, la terminación aumentativa –ón –azo añade a estos adjetivos, como al anterior achancón, un matiz minorativo que disminuye la intensidad del significado.
Hay más; a veces el habla coloquial dispone de una escala de significados con la mezcla de terminaciones aumentativas y diminutivas, cuyos significados calibran el sentido al milímetro; por ejemplo, de triste, tristón, tristonazo, tristoncillo, tristonacillo…
Otra cosa muy distinta es el empleo de la terminación –on en vocablos tan nuestros como camemón, capigorrón, majarón, parpallón, singalachón, manchurrón, merdellón, dominantón, dispuestón, pellejón…

Pero sigamos en este vocabulario 3 con la A

alegría de la casa. Planta de adorno.
aletear. Salir aleteando, salir corriendo.
algarrobao. Con las espaldas dobladas, encorvado.
alicortao. Referido a una persona, corta, azorada, tímida.
            “Le solté una fresca y la dejé alicortá
alma mía. Persona de poco ánimo, desangelada.
alma puñetera. Persona desvergonzada, fastidiosa, incordiante.
            “So almapuñetera ¿te quieres estar quieto?”
alonao. Atontado, flojo, desganado.
            “Con este calorín está uno alonao
alpistelarse. Emborracharse.
al regorvé. Al revolver. A la vuelta. Cerca.
            “Esa familia vive aquí mismo, al regorvé la esquina”
alsina. Autobús, autocar.
alterearse. Alterarse, inquietarse, perturbar el ánimo.
            “Es mu nervioso y por cualquier cosilla se alterea
alumbrar. Disparar.
            “En cuanto el conejo asomó las orejas le alumbré dos tiros”
alza pilili. Interjección para indicar admiración.
            “¡Alza pilili, qué peripuesta vienes hoy!”
alzar. Mejorar el tiempo, cesar la lluvia.
            “Hasta que no alce el tiempo no se puede arar”
alzar los tarros. Cesar de llover.
            “Después de la primeras lluvias, alzó los tarros y tuvimos seis meses de sequía”
allá. No estar mu allá, no estar bien de la cabeza.
            “No me fío ni un pelo de ése; me parece que no está mu allá
allaílla. Un poco más allá.
            “Vete más allaílla, que no cabemos en la mesa”
¡allá películas! ¿Allá ellos! ¡Que se las apañen!
amacanarse. Quedarse antigua una mercancía y no tener salida.
            “Estas rebecas tienen poco tiro y enseguida se amacanan
amachorrá. Hembra que no puede tener cría.
amagar. Agachar.
            “Para entrar por el boquete tienes que amagar la cabeza”
amorrao. Amodorrado, triste, enfermizo, cabizbajo.
            “Tiene que tener fiebre porque lo encuentro amorraíllo
amotazos. Dar amotazos: andar con la moto arriba y abajo sin ir a ningún sitio.
            “No hace nada, está todo el santo día dando amotazos
analís. Análisis.
ancá. En casa de.
            “Alárgate ancá la Lola y tráeme un ovillo de lana”
anchuras. Frescura, tranquilidad, pachorra.
            “¡Qué anchuras tienes! Te insulta en tu cara y ni te conmueves”
andalia. Sandalia.
andar. Haber.
            “Por aquí anda ahora la gripe”
andar los pasos. Hacer las pesquisas, realizar los trámites.
            “Si quieres jubilarte pronto tienes que empezar a andar los pasos
andarríos. Andorrero, sin oficio, callejero.
angá. Trastada, estropicio, faena.
            “En cuanto me di la vuelta hicieron la angá

lunes, 17 de diciembre de 2012

19.- Un día de baño



Como en el pueblo no ha habido piscina hasta no hace mucho y las posibilidades de ir a Málaga para bañarse en la playa eran nulas, quien a mediados del siglo pasado quería darse un baño lo tenía claro: al río.
Hasta que no se trajo al casco urbano el agua corriente y hubo necesidad de evacuar las aguas fecales, nuestros ríos, el Cerezo, el Parroso y el Guadalhorce llevaban sus aguas claras y limpias, donde pescábamos cangrejos y peces, y donde vivían galápagos, nutrias y patos.
Todos los veranos, grupos de amigos nos escapábamos para darnos un baño en sus presas y remansos; esto era un privilegio de los varones, pues las chicas y las mujeres a lo único que podían ir al río era a lavar la ropa.
Las presas son construcciones que se hacen para elevar el agua del cauce de los ríos para que por el cao (caz) llegue al molino y, con la altura que ha ganado el agua, al caer mueva el rodezno del molino que a su vez movía una piedra redonda sobre otra fija. Así, aprovechando esta fuerza se molía el trigo o las aceitunas, dependiendo de si el molino era harinero o almazara.
Las tres presas en la que nos bañábamos eran: el Pozo de los Galápagos, que surte todavía de agua al molino de la Púa; la presa del puente del Cerezo, que lleva el agua hasta el molino de las tres Piedras; y la presa de Adolfo, que era la más grande y llevaba el agua del Guadalhorce hasta el molino de la Venta.
La costumbre de bañarse en la presa de Adolfo ya viene de antiguo como lo demuestran estas fotografías.

 
La presa de Adolfo el 30 de agosto de 1930.
En primer término, Pepe Nateras.


Ese mismo día, dándose un baño en las aguas del Guadalhorce.

Además de estos tres, en Villanueva del Rosario había más molinos que aprovechaban la fuerza del agua y varios que eran de sangre, es decir, era un burro o mulo el que dando vueltas movía la maquinaria. El primer motor de gasolina que movió un molino llegó al pueblo bien entrado el siglo XX.

Desgraciadamente de aquellos molinos sólo nos queda el nombre o un montón de ruinas y, al contrario que los pueblos vecinos, hemos perdido este patrimonio cultural que a otros  les está sirviendo como interesante reclamo turístico.

Después de esta introducción pertinente, he aquí unas imágenes de un día de baño de varios amigos en la Orujera.

Se llamaba así esta fábrica porque era una extractora de aceite de orujo. Además de la chimenea, el funcionamiento del sistema requería un serpentín refrigerado por agua que estaba instalado en una especie de aljibe o alberca llena de tubos metálicos. Allí fuimos a bañarnos un verano de hace más de cincuenta años.


Yo en plan turista a la entrada de la Orujera

Bernabé y Antoñito la Bigota subidos en sendas Montesas








Escalando para llegar a la 'piscina'

El del gorro soy yo saltando. ¡Qué tiempos¡
Los tubos que se ven bajo el agua eran las conducciones de hierro
para refrigerar el agua de la fábrica.






Antoñito lanzándose a lo más hondo


Nadando entre hierros




Bernabé y Antoñito


Antoñito, yo y Bernabé secándonos del baño en la baca del coche de García.
Su matrícula era GR685

Otra foto en la que a la derecha está Manolo Marquitos


Manolo, Bernabé y Juanito el Rubio

El grupo era puro músculo.
Yo, José Antonio Maeras, Antoñito la Bigota y Juanito el Rubio

 
Para terminar, una torre de tres pisos.

Otro lugar de baño era la Laguna del Infierno, cerca de Salinas. Un lugar peligroso por las ramas y algas que se crían en el fondo. Allí fuimos un día Bernabé, Joaquín, José Antonio y yo.









miércoles, 12 de diciembre de 2012

18.- (Con)secuencias de una faena

He aquí, en esta secuencia de imágenes, la histórica faena taurina que los diestros Pepe Chicón y Pepe Follones realizaron en el patio del Matadero la tarde del 9 de octubre del año 1971. Las fotografías las hizo Antonio Rama.

Aunque sobran las palabras no me puedo resistir a insinuar cuatro consideraciones:

-Eran los años en los que la gente del pueblo no tenía reparos en disfrazarse o en hacer lo que fuera, pues nos divertíamos viendo cómo los demás se tronchaban de risa.
-No había premios; el premio era pasárselo bien, sin sentido del ridículo, sin tener que viajar a otro pueblo para vestirte de payaso.
-Aunque íbamos a los toros, el toro y la corrida eran lo de menos: lo interesante era el paseíllo que comenzaba en los bares a las once de la mañana y duraba hasta bien entrada la noche.
-Lo importante era llegar a casa con las orejas y el rabo, propios, intactos o por lo menos enteros.


1. los diestros van a la plaza en el capot de un Renault 8, acompañados de los monosabios y afición en general


2. El conductor del R8 no ve por dónde va. Mi hermano Pepe, como cura, lo guiará por el buen camino
y atenderá a los heridos.


3. Ya en la plaza, Pepe Chicón dándose un respiro rodeado por los suyos.
Laura, Marcela, Rosalía García, Consuelo Podadera, Pepa, Cele...


4. En el ruedo iniciando el paseíllo antes de la corrida


5. Los diestros acompañados de sus respectivas esposas.


6. El maestro de ceremonias les pone una botella de tío Pepe a los Pepes para que, cuando aparezca el toro, no salgan corriendo.


7. El momento en que ambos diestros inician sendos pases de pecho al toro que se están imaginando.


8. Aunque el toro no se ha visto por ningún sitio, he aquí la estampa y el porte
que los diestros presentan al entrar en el bar de Rafalito para reponerse del susto.
El detalle del cigarro en la mano, el jamón colgando del cuello y la cara de los protagonistas
lo dicen todo


martes, 11 de diciembre de 2012

17.- Los orígenes de la parroquia

No cabe duda de que la iglesia es el edificio más emblemático de un pueblo, pues alrededor de ella giran los momentos más importantes de nuestra vida desde que nacemos hasta que morimos, en una alternancia de días felices y de trances amargos: bodas, bautizos, primeras comuniones, festividades, procesiones, misas, entierros, funerales…La iglesia suele ser, por lo general, el edificio más alto de la población y sobre los tejados de las casas destaca la torre o la espadaña con el campanario. Los toques de la campana han marcado durante siglos la vida de la comunidad anunciando fiestas, llamando a la oración, avisando que alguien ha muerto o repicando de alegría porque la imagen de la Virgen sale en procesión. A veces, en momentos dramáticos, el sonido de la campana era la señal que alertaba a los vecinos de alguna desgracia o peligro. ¿Quién no recuerda aquel repique de campanas a media noche que nos despertó con un sobresalto porque estaban ardiendo las eras? ¿Y aquella última vez que repicaron cuando el incendió del pajar que calcinó una casa en la calle Adoquines?


Esta era la fachada de la iglesia hacia 1950


Para recordar lo que hubo y no hay, es obligado hacer un repaso histórico al nacimiento, vida y muerte de la que fue nuestra antigua iglesia.
Fue allá, a principios del siglo XVIII, cuando nuestro pueblo comenzó a consolidarse como un núcleo urbano y no ya solo como un conjunto de chozas que servían de refugio a pastores y ganaderos. Las 120 familias que por entonces constituían el incipiente pueblo pronto se vieron multiplicadas, tanto por el crecimiento vegetativo como por la llegada de gentes que provenían de lugares cercanos. La necesidad de contar con el socorro religioso y de tener un lugar amplio en el que reunirse, así como la conveniencia de acotar un recinto cerrado en el que enterrar a sus muertos, hizo que los vecinos pidieran al duque de Osuna y a las autoridades de Archidona, de los que dependía el naciente pueblo, ayuda y permiso para construir una iglesia. Sabemos que ante hubo al menos dos ermitas.
Según Ricardo Conejo, en el libro apuntador de testamentos del Archivo Parroquial de Archidona se dice:

“Juan de Luque se enterró el 11 de diciembre de 1745 en la ermita de San Juan Bautista del Saucedo.”

En el mismo libro hay otra nota:

“Juan Ramón del Membrillar se enterró el 13 de marzo de 1743 en la ermita de Nuestra Señora del Rosario del partido del Saucedo.”

Una de estas ermitas, la dedicada a la Virgen del Rosario, estaría situada posiblemente en el mismo sitio que ahora ocupa el actual templo, bajo cuyos cimientos se encontraron tumbas pertenecientes a un antiguo cementerio. La otra ermita, la de San Juan Bautista, hay quien dice que pudo haber estado en alguna cortijada de las que hay en el paraje de Las Huertas donde, hasta nuestros tiempos, se considera a este santo como su patrón.
Sobre cuándo fue erigida una de estas ermitas tenemos algún dato. Así, en el Cabildo celebrado en Archidona el 9 de febrero de 1687, se lee:

“A este Cabildo por mí el escribano se hizo una nota de Cristóbal Navas, Juan Lebrón y otros moradores del partido del Saucedo, en que piden licencia a este Cabildo para cortar la madera necesaria para una ermita que quieren labrar en dicho partido. La respuesta es que sí.”

A lo largo del XVIII aumenta la población y los vecinos piden al duque de Osuna que dote al pueblo de un templo. La petición fue atendida. Así, en el Cabildo celebrado el día 2 de julio de 1760 en Archidona se hace presente un memorial de Francisco Domingo González en el que dice

“…que es el alarife (albañil) nombrado por este Ayuntamiento y que está edificando las dos iglesias que para nuestras parroquias se están construyendo en las aldeas del Trabuco y del Saucedo.”

Por aquella fecha las obras debían de estar prácticamente terminadas ya que el 7 de marzo del mismo año 1760 en las actas capitulares de Archidona se lee:

“… la piedad de S.E. (Duque de Osuna) se ha dignado proporcionar a los vecinos y moradores de los partidos del Trabuco y el Saucedo de esta jurisdicción el socorro espiritual que necesitaban, facilitando del Sr. Obispo de Málaga las correspondientes licencias para poner Sagrario y pila bautismal en la iglesia de uno y otro partido, y poniéndose por su Excelencia un cura…”

Desconocemos el nombre del primer cura que aquel año de 1760 se hizo cargo de nuestra parroquia y, según parece, también de la del Trabuco.
El edificio que fue la primera iglesia y parroquia del partido del Saucedo ocupaba una extensión de 400 m2, y constaba de tres amplias naves, sacristía, coro, atrio y dos pequeños patios; en la espadaña estaba el campanario con dos campanas, una mayor y otra mediana. Durante doscientos años el sólido edificio y los gruesos pilares soportaron las inclemencias del tiempo, los vendavales, las lluvias, las nevadas y hasta el terremoto del día de Navidad de 1885. Sólo el tejado hubo de ser reparado sustituyéndose las vigas por otras nuevas, vigas de tan buena calidad que, una vez demolido el templo, con ellas se hicieron los bancos en los que ahora nos sentamos.
Lamentablemente no podemos reconstruir documentalmente la historia de la parroquia, ni de nuestro pueblo, porque durante la Guerra Civil fueron destruidos y quemados los archivos. Esta página de nuestra historia será el objeto de otra entrada.

La salida de la procesión de la Virgen del Rosario el año 1928
Los árboles, que estuvieron en la plaza hasta los años sesenta, fueron plantados en tiempo de Primo de Rivera


Altar mayor de la iglesia en 1928.
Fue destruido, junto con las imágenes, el año 1936


Procesión de Corpus del año 1928.
Los vestidos de las mujeres que curiosean en la parte de arriba son largos y con delantales.


La antigua imagen de la Virgen del Rosario, destruida a principios de la Guerra Civil


Curiosísima fotografía de las fuerzas vivas del pueblo reunidas en la puerta de la iglesia el 11 de octubre de 1925; fue el año en que inició su marcha la primera banda de música del pueblo.
Están todos: el cura, el sacristán, los señoritos, el médico, el comandante de puesto, los músicos...
Estas fotos proceden del archivo de don José Nateras, el padre de Alejandro Nateras