lunes, 30 de octubre de 2023

395. La puerta del sagrario.

 

Yo empecé de monaguillo hacia 1950, heredando el oficio de mi hermano Manolo, cuando era párroco don Timoteo Polo García, un cura de León que hablaba fino, tenía una voz rotunda, daba unos sermones que no necesitaban micrófono, vivía en el Trabuco (como los curas de ahora) porque entonces en el pueblo no había casa parroquial, y venía a la misa, a los entierros, a las bodas y a los bautizos en una moto enorme. Eso sí: don Timoteo, antes de llegar a la iglesia, se echaba una partida al domino en el bar de la Fonda, adonde yo tenía que ir muchos días a interrumpir la partida y decirle que ya había dado el tercer toque y que la gente estaba esperando.

Luego fui monaguillo con don José María Astorga Astorga, oriundo de Archidona, pero que había estado de párroco en una iglesia de Málaga. La razón del traslado fue una posible crisis neurasténica que le hacía repetir una y otra vez en las confesiones: Ego te absolvo... Ego te absolvo... Ego te absolvo: "Yo te perdono... Yo te perdono... Yo te perdono..." Y lo mismo le pasaba en la consagración de la hostia con las palabras claves Hoc es enim corpus meus..."Este es pues mi cuerpo"... Las fórmulas latinas (entonces todo era en latín) las repetía una y otra vez como desconfiando del poder sacerdotal que le había concedido el obispo que lo ordenó sacerdote.

Estos son algunos de mis múltiples recuerdos de mi época de monaguillo, pero hoy vamos a hablar de la puerta del sagrario que tenemos en el altar mayor porque tiene su historia y es bueno que los saucedeños y saucedeñas (hoy voy a redundar para que quede claro) la conozcan.

Como todos deberían saber, el 18 de julio del año 1936 tuvo lugar la rebelión (Alzamiento Nacional, decían ellos) de algunos militares contra el legítimo gobierno de la Segunda República. Hubo regiones, ciudades y pueblos que permanecieron fieles a la República, entre las que estaban la ciudad de Málaga y buena parte de su provincia. Nuestro pueblo permaneció en la zona fiel, en la Zona Roja. Ya antes del 36, desde que se proclamó la República en el 31, se produjeron algunos actos vandálicos contra los 'enemigos' del pueblo: la iglesia y los terratenientes. Una vez estallada la Guerra Civil, lo primero que hicieron los más exaltados, principalmente socialistas, fue matar al cura, que se había refugiado en un cortijo. La iglesia la convirtieron en la Casa del Pueblo tras quemar las imágenes, vestimentas, libros y objetos que desde 1760 habían constituido el ajuar de la parroquia. Todos conocemos la historia de cómo se salvó de aquella salvajada la imagen del niño Jesús que la carbonizada Virgen del Rosario había llevado en su brazo izquierdo.

Entre julio del 36 y febrero del 37, hubo intimidaciones, venganzas y asesinatos, especialmente la noche del 6 al 7 de febrero del año 1937. Las tropas franquistas que se dirigían a Málaga, estaban ya en Archidona y había que salir huyendo, pero antes, en la oscuridad de la noche asesinaron en sus propias casas a algunos vecinos tenidos por gente de derechas. Luego salieron huyendo hacia Málaga por la carretera o por la sierra (las corrías), y como Málaga fue tomada el día 8, miles de hombres, mujeres, niños, familias enteras huyeron por la carretera de la costa hacia Almería, que aún seguía siendo republicana. Aquello fue la desbandá. La venganza de los vencedores fue terrible y un miedo silencioso y mudo se apoderó de todo el pueblo.

Pero bueno, quedamos en que yo era monaguillo y que conocía muy bien todos los recovecos y dependencias de aquel hermoso edificio de tres naves, con su reluciente retablo del altar mayor recién comprado en 1948 al convento de Santo Domingo de Archidona. En la nave de la derecha había una puerta por la que se entraba a la sacristía; de la sacristía se podía pasar a un pequeño y húmedo patinillo en el que había un acceso sin puerta que daba a una dependencia oscura llena de cachivaches. A la derecha estaba la parte trasera del camarín de la Virgen del Rosario. Al principio, y como era un niño de apenas siete años, todo aquel laberinto me daba miedo. Poco a poco lo fui superando  y casi llegué a ser como mi hermano Manolo, que entraba a la iglesia con la boina puesta (a los hombres se les prohibía entrar con sombrero, gorra o boina, y a las mujeres sin pañuelo o velo) y si se lo recriminaban Manolo decía que él tenía confianza con los santos.

En aquella dependencia había un revoltijo de libros rotos, restos de casullas, trozos de madera, el brazo de un santo... y también una puerta desconchada y cubierta de polvo que seguramente había sido la del sagrario y que, milagrosamente, se había escapado de la quema. El cura Astorga había comprado en Granada un sagrario de metal dorado (que aún sigue expuesto) y que había pagado uno de los fieles de la iglesia. Luego echaron la iglesia abajo y el sagrario de metal dorado y colocado en un hueco de la pared lisa era lo que presidia el altar mayor.


Cuando llegó el padre Santiago lo revolucionó todo: llenó las paredes de peanas (ideadas y hechas por el carpintero Lucas), rediseñó la puerta, las ventanas, la fachada, instaló un retablo y volvió a colocar los santos que habían sido quitados de sus altares y llevados a las casas de algunas vecinas. Fue entonces cuando le hablé de la puerta que, no sé por qué, tras la demolición del antiguo templo había sido guardada en el altillo de la sacristía de la nueva iglesia. La faltó tiempo para llamar a Lucas y decirle que hiciera un sagrario para aquella puerta. Luego fue Cristóbal Cano quien dio luz al cordero, al báculo de oro, a las uvas y a los pámpanos de vid, porque aquella puerta era lo poco que nos había quedado de la primitiva iglesia. Cristóbal Cano también restauró paciente y acertadamente el Cristo, la cruz y el letrero (INRI: Iesus Natharenus, Rex Iudeorum) que está escrito en latín, griego y hebreo.

Cada vez que miréis el altar mayor y veáis el reluciente sagrario, pensad en Santiago, en Lucas y en Cristóbal. Ellos lo hicieron.












viernes, 27 de octubre de 2023

394. Familia Salazar Vallejo

Paquita Salazar me ha dejado algunas fotos de ella, de su familia y de las amigas con las que salía en el pueblo antes de irse a Barcelona cuando sólo tenía 15 años. Son fotos entrañables en las que aparece su madre Josefa (Cafecilla), Francisco su padre y sus hermanos Antonio, José Manuel, Julio y Pilar. Paquita, después de cincuenta años trabajando y viviendo en Cataluña, se ha jubilado, ha vendido su casa y se ha comprado otra en el pueblo. Es una persona más de las muchas que al cabo de los años vuelven al lugar donde nacieron: la patria de uno está donde se ha pasado la infancia.
Los padres, Francisco Salazar Vegas y Josefa Vallejo Martín sufrieron en sus carnes la dureza  de los años de la posguerra, una época de miedo y pobreza de la que ya nadie apenas habla porque la mayoría de los que la padecieron ya están muertos.

Paso a las fotos, a las que les pongo pie con los nombres de quienes conozco o me han dicho el nombre o el apodo, pues en muchos casos lo que más nos orienta es el apodo.


Francisco y Josefa se casaron el 18 de febrero del 1955. El 'convite' se celebró en el Cine España y los padrinos fueron Facundo y su mujer que aparecen a la izquierda con su hija y su hijo. A la derecha está la madre de Josefa (Francisca Martín Reguero), la Pilar, Diego Vallejo y sus hermanas, la María Vidal...

La foto de novia

La foto de novios en el estudio Velasco de Antequera


Josefa trabajó muchos años de criada en el Tardón donde era muy apreciada.

Josefa y María Vidal delante de la serena el Día de la Virgen.

Amigas junto a un coche de alquiler (SP). Está la Venena que casó con Jesús el Carbonero, Josefa casada con Julián el Trabuqueño, Josefa, su hermana...

De paseo por La Linde

Josefa y Ángeles del Chiquitín

Antonio Olvera el Carbonero conduce el tractor. A su izquierda, Francisco Salazar.

Diego Vallejo con su novia Francisca Pascual.

María Martín (tía) y Antonio 'Colorín'

Comunión de Antonio en la escuela. El maestro es Alberto.

Antonio Salazar (Callejones)

Josefa Vallejo de niña con un cantarillo en el cuadril

Antonio

Paquita y su hermano Antonio en el jardín

Paquita y José Manuel

Paquita y Antonio con su tía

Tres hermanos: Paquita José Manuel y Antonio

José Manuel en el bar del Barquillero con unos amigos

Arriba: Un 'Bores', la hija de África Rufa, Paquita, Ana María, Antonio, Galeote grande y...
Agachados: Rosalía, Pilar, 'Carrasca' (?), Galeote chico, Julio

Juan (Hacha), Pepe de Rafalito, Pepe (Franco), Juan León, Pepe (Cachorro), José Manuel, Paco y Botello

Mocitas rodeadas de mocitos. Entre las mocitas está Josefa (Cafecilla) junto a mi hermana Remedios, Lola de Higinio, Cristina del Tardón, Pilar de Cristóbal el Sordo...
Mocitos: Cándido Porras, Juan Antonio hermano de Gertrudis, un Caro...

Mariló, Víctor y José Manuel

Alejandro Nateras, Ángeles Mejías y su hermana Cristina

Julio Mejías, Irene y Rosalía García


Águeda, Mariquita Juaíca, Aguedita del Nutrio y Ángeles del Tardón

José Manuel y su primo Antonio 'Cachorro' se fueron a Teruel a trabajar en una mina de carbón. Aquí los vemos incorporados a un equipo de fútbol y paseando con los amigos. Como en el pueblo apenas había trabajo, varios jóvenes emigraron durante un tiempo a Aragón para trabajar en las minas.





Paquita y sus tías María y Frasquita, casada con Pepe Lara

Pepe, su hija, Frasquita, Josefa Lara y Paquita.

Paquita con su hermana Pilar, su madre, su tía y una prima...




 

jueves, 26 de octubre de 2023

395. Dos fotos

En la entrada de hoy voy a poner sólo dos fotografías: una es de Pepe Repiso y la otra es de Lara. Las dos tienen sus años, pero ambas son festivas, como son todos los recuerdos que nos acompañan cuando uno llega a esa edad en la que se está tan cerca del límite que nos separa de la nada.
No es nuevo repetir que, cuando uno vuelve la vista atrás, siempre nos vienen a la memoria los momentos felices, el tiempo pasado con los amigos, aquellos instantes irrepetibles en los que no veíamos ni vivíamos problemas, aunque los hubiera.
En la infancia y en la juventud nuestro oficio era vivir, sin darnos cuenta de que aquellos días y aquellos años serían irrepetibles. Y lo largos que eran los días, los veranos nos parecían interminables, y la chica o el chico que nos gustaba, aquel día nos había mirado de una manera tan especial que...
Decía Cesare Pavese: "No es hermoso ser niños; es hermoso pensar de viejos cuando éramos niños". Y también: "No se recuerdan los días, se recuerdan los instantes".
Si nos lo propusiéramos y contásemos cada uno de nosotros lo que ha sido nuestra vida, saldría cada novela...

Basta de añoranzas y veamos nuestras dos fotos. Pongo una y la comento.


Esta fotografía memorable la hizo Pepe Repiso desde la barrera que había al final del puente de la Canaleja, en la Fuente Vieja. Las vaquillas, entonces, iban desde La Linde hasta aquí, donde acababa el pueblo.
Si os fijáis bien, la vaquilla ha acorralado a cinco intrépidos corredores que, con los dedos agarrotados por el esfuerzo, tienen al astado por delante y un precipicio de cuatro metros por detrás. Y así y todo sonríen. Están José Manuel Salazar, José Antonio Mateo, un Torres y Claudio. El chico del fondo no sé quién es.

La segunda foto, según figura abajo, en la esquina izquierda, la hizo Lara en octubre del 86.


Ahí están, de izquierda a derecha Antonio Salazar y su hermano Julio, Javier de la Paquita Peláez, César, Francisco Evaristo, Miguel Ángel Cabrera, García, Alejandro, Paco (el Gato) hermano de la Amparo y José Manuel. En el centro Pepe Tres Cuartas, como si la cosa no fuera con él. Por la derecha asoma la encargada de la barra.
Pura juerga con dos botellines de cerveza vacíos en lo alto la mesa.

domingo, 22 de octubre de 2023

393. Juan y Paco Pérez en la mili

En todos los álbumes de fotos de todas las familias hay retratos de jóvenes vestidos de soldado haciendo la mili. Esto fue hasta que quitaron la mili obligatoria el año 2001. Ya hemos hablado de la mili, de la talla, del viaje a Ronda, de los destinos... en otras entradas de este MURRE.
Con el viento que hoy corre la luz se va y viene y el ordenador y yo estamos locos. Cuando esto se pacifique pondré alguna información en el pie de foto.
Mientras tanto, vosotros os la averiguáis.

24 quintos y un niño

Manolo Alpargatas.

Juan Pérez

quintos del pueblo recién llegados a Ronda

Con el fusil CETME en ristre.

Paco jura bandera

En Algeciras. Soldados montados en una moto para hacerse un fotografía de recuerdo.
Alguno de los soldados era del pueblo.


Juan

Paco

Soldados del pueblo que portaban el trono de la Virgen del Rosario.
El niño es Paco

Seis soldados y algunos son paisanos.

Aquí los cuatro son paisanos.

No sé quién es

Este tampoco

Este menos todavía

Paco con un amigo en la cantina del cuartel







Todos los de la foto son del Rosario: ponedles nombre. Juan, Indalecio hermano de Minuto, Muñoz, Menchoro...