viernes, 22 de septiembre de 2023

386. Más gente, más vaquillas y más recuerdos.

 Cada vez van quedando menos fotografías del legado gráfico de Pepe Repiso. Todas, las de Pepe y las que me vosotros guardabais en la lata de carne membrillo, tienen un gran valor histórico y testimonial pues nos hablan de unos tiempos que ya pasaron y, que de camino, nos muestran caras de amigos y familiares que ya no están, y son una prueba de que nosotros nos hacemos viejos. Es el tributo que hay que pagar por los años que hemos ido viviendo.
Además, son imágenes de la época pre-móvil. Yo creo que ahora hay fotos de más; a ver si para tener sitio en la memoria del móvil y como son gratis, vaciáis alguna carpeta, se borra aquel instante tan chulo y si te vi no me acuerdo. Que de todo pasa.

Hoy la cosa también va de vaquillas, toreros y mirones. Hay una serie de imágenes centradas en una de las fuentes de las varias que distintos alcaldes han hecho en el Bacalao, y que muestran diversos instantes y reacciones de la gente que en ella está subida. Muchas caras son desconocidas porque, entonces, venían a este espectáculo mucha gente de fuera.




















Y para rematar, dos fotos de Chicón montado en un burro y rodeado de admiradores en la fiesta de no sé qué año.
Por cierto, ¿el muro de la segunda foto dónde estaba?




miércoles, 20 de septiembre de 2023

385. Fiestas y fotógrafos

Los seguidores de este MURRE os habréis percatado de que, en muchas de las fotografías que hemos puesto y que fueron tomadas en momentos festivos como procesiones, toros en serio o vaquillas por las calles, aparte del fotógrafo que hace la foto, siempre hay alguien con una cámara o un tomavistas grabando lo que allí pasa. Estas grabaciones y estas fotografías, que nosotros no podemos mostrar porque no nos las han ofrecido, constituyen un testimonio muy interesante que ojalá pudiéramos ver todos.
Dicho esto, aparte de algún fotógrafo aficionado entre el público, hoy veremos más imágenes de Pepe Repiso tomadas en La Linde durante una corrida en la que el toro y los toreros y las toreras y el equipo médico y las fuerzas de orden público y la reina y las damas van todos disfrazados y con claro talante de pasarlo bien. Como podréis ver, la corrida fue un éxito de público y no hubo que lamentar ningún percance entre los toreros. Eso sí, el que hacía de toro sufrió lumbalgia durante algunos días pero sin más consecuencias.


















lunes, 18 de septiembre de 2023

384. La María Valencia

 



El día 2 de septiembre de este año 2023 moría María Ortiz Valencia. Desde hacía varios años estaba ingresada en la Residencia en la que había entrado gracias a las gestiones de personas particulares y del propio Ayuntamiento, puesto que su salud estaba muy deteriorada y, aunque nunca se quejaba, las circunstancias familiares tampoco le ayudaban mucho. Su marido fue Apolonio Villodre Molina con quien tuvo dos hijos: Apolonio Trinidad y José Antonio. Apolonio padre fue un hombre que sufrió el mal trato de una madre dominante y exigente: Trinidad Molina Carneros, de familia acomodada pero que con el tiempo vino a menos aunque mantenía el porte y la vestimenta de una señorona. Este comportamiento severo y fuerte, heredado de su madre, lo ejerció con creces en María y en sus dos hijos quienes lo soportaron en silencio; sin rechistar. Eran comportamientos que ahora la ley castigaría severamente.
La María Valencia, la esposa y madre, fue siempre una mujer alegre, no se quejaba por nada, tenía una forma de expresarse graciosa y peculiar, y lavaba la ropa como nadie. Luego la tendía para que se soleara en una cuerda que había en su fachada o en los espinos que abundaban en el camino que sube hacia el cementerio.
Pongo las fotos que me ha dejado su hijo Apolonio y al final haré algún comentario.

Apolonio de pequeño

Apolonio trajeado. Detrás escribió lo siguiente:

Se entiende bien: Mamá te mando esta postal felicitándote con el cariño que un hijo felicita a su madre. Apolonio Villodres. Tú y yo



Apolonio estuvo trabajando en San Andrés de Llavaneras y le mandó esta foto a su mujer.
Por detrás ponía:

"Cuatro granadas tiene tu huerto
toma para siempre mi corazón
sol y luna mía.
Qué ganas tengo que... por mi casa.
Apolonio Villodre
(Luego pone círculos: besos y cruces: abrazos) 


María de mocita, con una maceta en el cuadril.

En el puente del Arroyo con las eras al fondo.

Dice ella (alguien se lo escribió porque era analfabeta): Bueno cariño te mando este afoto para que lo guarde bien a Dios cariño mío a Dios.
(Círculos y cruces y lo que significan)

En la puerta de su casa.

La pareja de paseo




Con su primer hijo: Apolonio Trinidad

En la esquina de su casa.



Los dos Apolonios


José Antonio

Dice detrás: Te pesé y pesabas 16 quilo el día 10 de Diciembre del año 1977

Apolonio

Con su abuelo materno José Ortiz Acedo en el jardín


Los dos hermanos





Apolonio trabajando en un curso de pintura.

Hizo la mili y en la escuela de adultos del pueblo se ha sacado el título de Graduado Escolar y maneja muy bien el ordenador.
Sigue soltero.

En las vaquillas el padre con los dos hijos.

Paco, hijo de Pepe Valencia

Dice detrás:


Isabel, Rosario, María Dolores y Ascensión, hijas de Gálvez.
Las cuatro sonríen, la mesa está bien surtida, los vestidos alegres y la decoración es curiosa.
Al fondo, en el espejo, se ve la figura de una chica que parece ser la que hace la foto.

Antonia Valencia Mérida, madre de María Valencia

Trinidad Molina Carneros, madre de Polonio

Puede que la niña sea Trinidad con sus padres

Dos cosillas: cuando María se quedó embarazada, por temor a que la madre no tuviera leche para amamantar al crío, Apolonio compró una cabra y llenó hasta los topes de paja la cámara de su casa. Luego, cuando dio a luz, no hizo falta la cabra ni mucho menos la paja para amamantar a su hijo.
Eloísa y yo les teníamos avisados que cuando se sintiera con dolores que nos llamara a la hora que fuera. Así que la noche que se puso de parto fuimos nosotros quienes la llevamos a Antequera en nuestro Seat 850. Una vez que la ingresaron, las enfermeras contaban que María era muy graciosa y ocurrente, pero cuando de verdad le llegaron los dolores decían que daba unos alaridos que retumbaban en el antiguo Hospital de San Juan de Dios. La matrona la recriminó diciendo:
-Pues cuando lo estabas haciendo no pegabas esos gritos....
Y que ella le contestó:
-¡Es que esto no tiene ni punto de comparación!