martes, 30 de julio de 2013

59.- Vaquillas por las calles

Fue a partir de la implantación de la Fiesta del Emigrante en agosto de 1973 cuando se iniciaron las sueltas de vaquillas por las calles; las corridas más o menos serias se reservaban para la fiesta de octubre. Durante los primeros años el recorrido era muy largo, pues iba desde la Fuente Vieja hasta La Linde y se cerraban las calles laterales. Con el tiempo el trayecto se fue reduciendo y en las últimas fiestas solo se ha acotado lo que es la plaza del Bacalao.
Una curiosidad: en las fotografías que con el tiempo vayamos poniendo de estos festejos callejeros, en la plaza de La Linde se verán hasta cinco fuentes distintas, construidas y demolidas por las sucesivas corporaciones que durante estos años han regido nuestros destinos.
Si celebrar las tradicionales novilladas en la plaza de nuestro pueblo ya tuvo problemas a mediados de los años cincuenta porque los gobernadores civiles intentaron prohibirlas, cuando se decidió que las vacas recorrieran las calles en una especie de sanfermines saucedeños, hubo que esgrimir toda la fuerza que da la tradición taurina en Villanueva del Rosario para que lo permitieran. Se pueden contar con los dedos de una mano, y sobran dedos, los pueblos de la provincia de Málaga en los que se celebra algo parecido a lo nuestro. La prueba es que la mañana del domingo, el último día de la fiesta, son muchos los forasteros que acuden a ver este interesante festejo.

Del archivo fotográfico de Pepe Repiso he rescatado algunas fotos con escenas de la suelta de vaquillas. Aquí las muestro con la promesa de añadir otras en sucesivas entregas.

Aquel año, el ayuntamiento hizo brotar vino tinto de los caños de la fuente.




















martes, 23 de julio de 2013

58 - ¿Quién sería?

Después de casi mil imágenes del pueblo y de su gente de paseo, en los toros, de copas, en el campo o en el baile, hoy quiero hacer una breve reflexión sobre las fotos, el recuerdo, el tiempo y el olvido.
En la novela Eva Luna de Isabel Allende, la madre de la protagonista, Consuelo, poco antes de morir le dice a Eva:

La muerte no existe, hija. La gente solo se muere cuando la olvidan. Si puedes recordarme, siempre estaré contigo.

Ese miedo al olvido y a la muerte es lo que llevó a los faraones a ser enterrados dentro de pirámides construidas para durar siempre o a poner el nombre del difunto en una simple lápida, con un pie de letra en el que se lee: "Tu familia no te olvida". Pero llega el olvido y con él la muerte.
Una simple foto, lo mismo que la escultura de un personaje famoso, es un intento de permanecer en el recuerdo de la gente en una lucha contra el tiempo que todo lo borra.
Cuando transcurran los años y alguien al vernos en una foto se pregunte ¿quién sería este? y nadie pueda ya reconocernos, será entonces cuando estemos verdaderamente muertos.

La chica que está de pie es María Curiel Rico, mi madre, y la que está sentada es su tía Isabel que tuvo 18 hijos.

Este señor, con porte de escritor del siglo XIX era Adolfo, el propietario del molino y venta de Adolfo
y de la casa que ahora es de Aurora, la hermana de Gustavo, hijos ambos de Águeda y de Diego Navas, el abogado.

Esta elegante señora se llamaba Ana Díaz y era la madre de los Cano Díaz (Antonio, Juan, Dionisio...)
y de Juanita, la madre de Adelita, la del teléfono.


Este hombre con sombrero de terrateniente americano es Tobalillo.
Se sabía los nombres y apellidos de toda le gente del pueblo.

¿Quién sería este saucedeño con vestido de gala del siglo XIX?



De este señor, paisano nuestro con escopeta y tercerola, solo sabemos que le decían 'Mocho'
y que fue guarda.



Lo ignoramos todo sobre esta elegante dama, posiblemente embarazada, y con perfil de personaje de
Lo que el viento se llevó

viernes, 19 de julio de 2013

57.- Niños en grupo

He echado mano de mi archivo fotográfico para insertar algunas imágenes que hice con mi vieja cámara Minolta. Las hay en color y en blanco y negro, pero en todas ellas aparecen grupos de niños y niñas en la plaza, en el campo o por las calles.


Mari Carmen de Segunda , Rosa de Peláez, María Jesús, Natacha, Raquel, Mónica, Carmen María, Consuelo

Las mismas con una gatilla

Un día de paseo en el Cortijo Alto. Metimos a los 22 niños en la alberca para que no se desperdigaran por los campos. No duró mucho el experimento.










En la plaza de la iglesia.

Gonzalo, Laura, Eloísa, Francisco, Rosalía, Ana


Mari, María Jesús, Consuelo, Mónica, Salvador, Diego.

Mónica, María Jesús, Consuelo, Eva, Diego. Detrás el Citroen dos caballos y la ropa tendida.




En las casas baratas. Reme, Juan Fran, María Jesús, Carmen Rosa, Maribel, José Antonio...

Los mismos, más cerca.


Un día de san Marcos.
Samuel, Francisco, Estela, Rubén, Eloísa, Laura, Ana María, Manolo, Elena, Ana María, Ángela...

Mónica, Raquel, Manuel Jesús y Carmen María

Los dos primos: Raquel y Manuel Jesús

miércoles, 10 de julio de 2013

56.- Toros a domicilio

Era el Día de la Virgen de 1965 (de eso hace ya casi sesenta años, ¡cómo pasa el tiempo!) y el Ayuntamiento, por las razones que fuera, no había organizado la tradicional corrida de toros. Por la mañana la gente empezó a dar muestras de que quería corrida o de correrla y, aunque la tarde amenazaba lluvia, en el bar de Rafalito empezaron a formarse cuadrillas de toreros, salieron como setas músicos que no sabían ni cómo se cogía un pito, las mocitas se vistieron con mantón y pañuelo, a falta de toro se le pusieron unos cuernos a la moto Guzzi de José Antonio el 'Maeras'. A las cinco en punto de aquella tarde lluviosa, toda una trupe de gente disfrazada, una vez tomadas las copas correspondientes, se puso en marcha.
Como la gente no había podido ir a los toros, los toros y los toreros irían a donde estaba la gente, es decir, aquello era 'Toros a domicilio'. De aquel glorioso episodio festivo he podido rescatar 27 fotografías que dan testimonio de un pueblo decidido a divertirse y a divertir.
Aunque llovió a cántaros durante toda la tarde, la comitiva contó con un eficaz servicio de riego que fue todo un éxito.
El reportaje lo hizo Antonio Rama.
No pongo nombres, pero si buscan se encontrarán entre la multitud, eso sí, 58 años más jóvenes.