Lo llamaron Valle Rosario. Lo que prometía ser una urbanización de lujo en un entorno privilegiado se deshizo arrastrada por la burbuja inmobiliaria del 2008. Muchas personas hicieron su reserva y entregaron cantidades a cuenta pero las casas nunca se terminaron. Desde el pueblo se ve nítida la silueta de unas edificaciones inacabadas que comienzan a estar rodeadas de maleza. El bosque reclama lo que era suyo.
El Brosque ya está acostumbrado a ver cómo sus casas son devoradas por el abandono y el paso del tiempo. En la foto primera, restos de un cortijo en ruinas rodeado de olivos y monte.
Un día de junio del año 2017 cogí mi cámara, me di un paseo por aquel reseco paraje y saqué unas cuantas fotos que aquí os muestro. Las vistas desde aquellos cerros son una maravilla, con el pueblo y la sierra al fondo del horizonte. No he vuelto a pasar por allí y me temo que habrá ruinas para rato.