martes, 11 de abril de 2023

343.- Viaje de ida y vuelta

Durante los años sesenta y setenta el siglo pasado, fueron muchos los habitantes -familias enteras- de nuestro pueblo que se vieron obligados a emigrar en busca de unas condiciones de vida más dignas porque las circunstancias laborales y económicas en Andalucía eran dramáticas. Unos pocos abrieron el camino y medio pueblo los siguió. El destino preferente fue Cataluña, donde rehicieron sus vidas. Casi todos los que emigraron mantenían la esperanza de volver algún día al pueblo que los vio nacer. No todos lo conseguirían: hubo quien no volvió nunca más; otros vinieron un tiempo pero terminaron asentándose definitivamente en lo que ya era su casa, su vida y la de sus hijos; algunas familias consiguieron retornar y retomar sus vidas en el sitio del que había partido.
Esta es la breve historia de una familia que cumplió el sueño de volver a su tierra, una familia de ida y vuelta. Alguien dijo que "nuestra patria es el sitio en el que hemos pasado la infancia".

Esta entrada la quiero iniciar, no con fotografías, que veremos después, sino con el relato de una hija de emigrantes, nacida en Barcelona, que vive allí con su familia, pero que ha visto cumplido el sueño de sus padres de volver a sus raíces.

Así lo cuenta Milagros Vegas Salazar

 VIAJE DE IDA Y VUELTA

FAMILIA DE EMIGRANTES: VEGAS-SALAZAR


Mi padre, José Vegas Martos, nace en las Carboneras, aldea de Villanueva del Rosario en 1944, en el cortijo los Gallos. Sus padres, José y Dulce tienen la primera taberna–tienda en las Carboneras y eran padres de 5 hijos: Isabel, María, Araceli, José y Juan.

Su padre, mi abuelo José Vegas Muñoz (de mote 'El Gallo'), al anochecer, después de las tareas del campo, daba clases en su casa a mozos en edad de ir a la mili y a niños (incluidas sus hijas mayores) para que pudieran saber algo de letra, ya que en esos tiempos no había maestro en la aldea. Tiempo después vino un hombre del pueblo que daba clases por los cortijos y ya se encargó el nuevo maestro de esas tareas.

Mi abuela, Dulce Martos, nació en una familia multitudinaria: tenía 11 tíos por parte de padre y madre aunque ella quedó huérfana pronto. Sus tíos se la llevaron y le pusieron un profesor para que aprendiese a leer y a escribir, y les llevase las cuentas del ganado entre otras cosas… Ella era la única mujer en esa época que sabía de letra en las Carboneras, por lo que se ofrecía con gusto a leer y escribir las cartas de los habitantes del lugar. Casi todas las familias en esa época tenían hijos, hermanos, tíos o primos que habían emigrado a otros lugares.

José Vegas hijo, mi padre, emigra a Barcelona, donde ya reside su hermana María y la familia de su novia.

María Salazar Muñoz, mi madre, nace 1945 en la Fuente Fresno, perteneciente a Archidona, de donde eran originarios la familia de su padre, Nicolás Salazar Castillo, del Cortijo las Lagunas. 

Su madre, María Muñoz Rojas, queda viuda muy joven (mi abuelo Nicolás murió a los 34 años) y con 6 niños pequeños, con los que vuelve a la aldea de la Venta donde está su familia (de mote Los Rojas y Los Luna). 

En los años 60 debido al poco trabajo, la precariedad en el campo y con hijos mocitos para trabajar, mi abuela María pide un préstamo de 20.000 pesetas a Frasquito Ruiz del molino, para emprender el viaje a Barcelona. Allí alquilan un piso y los hijos encuentran pronto trabajo con lo que van devolviendo el préstamo a su paisano 'Frasquito Huevos'.

Aunque ya se conocían antes de emigrar a Barcelona, José ('Pepe Gallo') y María (hija de 'la viudilla de la Venta') se reencuentran en esta ciudad donde pronto comienzan a trabajar, ya que había una gran demanda de operarios en talleres, fábricas, textiles, servicios...

Emprenden su vida juntos llenos de ilusión y nuevas perspectivas, aunque, siempre tenían en el corazón la nostalgia de su tierra y de la familia que quedó allí, en el pueblo, en la Venta de José María y en las Carboneras.

El día 1 de febrero de 1966, María está embarazada de su primer hijo y se pone de parto. En esos momentos vivían con su cuñada María Vegas y su familia: en esa época era común que vivieran varias familias juntas para poder hacer frente a una nueva vida.

Por la tarde, al ver que ya estaba con las contracciones y el parto era inminente, la llevan a la maternidad más cercana de su domicilio. Una vez allí, le dicen que la van a trasladar al nuevo Hospital, que estaba entonces en construcción muy cerca del otro. Sobre las 9 de la noche llega Pepe el Gallo directamente del taller de cerrajería donde trabajaba y ve su primera hija.

La sorpresa de mis padres, jóvenes, primerizos y recién llegados, como quien dice, a Barcelona, es que yo había sido la primera niña en nacer en este gran hospital que, cuando se inauguró se llamaba Hospital General Franco y que hoy es el Hospital del Valle Hebrón. El gran acontecimiento de Barcelona en esas fechas era la inauguración del Hospital Materno por el Ministro de Trabajo de la época don Jesús Romeo y Gorría.

A mis padres, José y María, les llenó de sorpresa la noticia de que el señor Ministro apadrinaría a los primeros niños en nacer en la residencia y que el niño se llamaría Jesús, como el padrino, y la niña llevaría el nombre de Milagros, porque, según dijo el Sr. Ministro "había sido un milagro construir el Materno en tan poco tiempo y sin ningún accidente mortal entre los trabajadores". Este nombre nunca gustó a los jóvenes padres que habían elegido llamarme Dulce Nombre de María, pero debido a las circunstancias y a quien lo proponía no pusieron ninguna objeción. 

Para ellos fue un gran motivo de alegría que su primera hija fuese apadrinada por un Ministro en su nueva vida y su nueva ciudad, y, como padres, no imaginaron que pudiesen comenzar con mejor regalo.

El padrino obsequió a las dos familias de los niños (Jesús y Milagros) con una gran canastilla de regalos. Así fue como Pepe y María salieron en varios periódicos de la época donde se anunciaba la visita del Sr. Ministro y las fotos del bautizo de su primera hija. Mi familia de Villanueva del Rosario recibió los periódicos y escuchó la noticias, y ellos la contaban orgullosos y contentos. 

El tiempo fue pasando. Pepe y Mari tuvieron 3 hijos más, esta vez todos chicos: José, Jorge y David. De la herrería en la que trabajaba, pasó a formar parte de la plantilla de la Seat, una gran empresa del sector automovilístico (donde llegó mucha mano de obra de todas las regiones de España). Allí había buenas condiciones laborales y en cuanto pudo se compró su primer coche, un Seat 124 y los viajes al pueblo en verano o Navidad fueron más fáciles. Llenaba el coche de bultos y niños y salíamos de viaje en cuanto llegaba a casa de la fábrica y partía para su tierra. En el pueblo era feliz entre sus olivos, con sus gentes, con la familia… Su sitio de reunión era aquí, en las Carboneras, donde celebraban los acontecimientos más importantes con toda la familia.

En los años 80, a Pepe le llega la oportunidad de acogerse a un despido voluntario en la fábrica de automóviles SEAT y no se lo piensa. Acepta el despido y vuelve con mis tres hermanos y mi madre a vivir a Villanueva del Rosario. Viaje de ida y vuelta a sus raíces donde ahora es feliz aunque siempre guarda un buen recuerdo para la ciudad de Barcelona que le acogió y donde se le trató bien y donde, además, quedé yo, su hija Milagros, y allí nacieron algunos de sus nietos y biznietos.

 Ya no le hace falta soñar que está arando en su tierra, porque ahora es real…


La boda de María Salazar y José Vegas en Barcelona.

María, con el traje de novia

Los abuelos Dulce y Pepe 'Gallo' con sus hijas Isabel y María y los yernos.

José y Dulce con dos nietos

María, una sobrina y Pepe, de romería

La pareja en el campo haciendo 'botellón. Vestida de negro, la madre de María.

Dulce y José con su nieta Milagros en Las Carboneras

En el centro, Miguel, tío de María Salazar. y su mujer Catalina de los Ríos. La chica de la izquierda es su hija Isabel, madre del Rubio el de la carnicería, y el  joven de la derecha es Pepe, hermano de Isabel, casado con Amparo 'Gachas'.

Desde la izquierda: Bartolo, Dulce, su hija María con su marido, y la pareja de novios: María Salazar y Pepe Vegas

Un día de san Juan en Las Carboneras. De izquierda a derecha hermano de María, el marido de la Tere, su madre, María, un hermano de Pepe (casado con la hija de Amador), su hermano Miguel, Manolo (marido de Magdalena de Melón)
Las mujeres que se atisban abajo son dos Tobalicas: Trini y Petra

En el campo. En primer plano María y Pepe

La familia y una sobrina

Milagros en el campo a sus anchas.

Milagros y Antonia, hija de Polonio el Correo

Milagros y su hermano José

María Salazar y su hija Milagros en plena fiesta de dulces y flores.

Boda de Manuel Salazar y Magdalena Pascual, con María y Pepe a su lado.

De comunión con sus hermanos

Bautizo de Milagros. A la izquierda el padre y, sujetando a la niña que recibe el agua, María Fernández la madrina, cuñada Mariía Salazar, e imponiendo la mano a la niña el padrino, el señor ministro Jesús Romeo.

A la ceremonia no pudo asistir la madre pues, aunque el Materno era moderno, las parturientas debían guardar la cuarentena.

La inauguración del Hospital Materno y el bautizo de los primeros nacidos tuvo eco en la prensa catalana.

Vista del Hospital Francisco Franco, hoy Valle de Hebrón

Partida de bautismo



Milagros todavía guarda alguna de aquellas portadas y varios recortes de prensa del año 1966.











3 comentarios:

  1. Gracias por publicar la pequeña historia de mi familia!!!, pero sobre todo la recopilación que haces día a día de las historias que publicas en tu blog. Hacen que nos acerquemos a recuerdos pasados de otros tiempos, ya sean porque los hemos vivido o nos los han contado…, en ellas vuelven a cobrar vida y nos acerca a la cultura y gentes de nuestro pueblo.
    Milagros Vegas.

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  2. Me ha encantado ver fotografías de mi familia, en ellas mis tíos, tías y abuelos Dulce y jose, gracias por la labor que haces

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  3. Muchas gracias por contar nuestra historia nos a echó Recordá toda nuestra vida en un abrís y cerras de ojos gracias lo as echo muy vonito como todo lo que pones gracias Poco Álvarez

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