Los adelantos de
la técnica, los cambios de la vida moderna y el paso del tiempo han ido
arrinconando viejos oficios y antiguas profesiones, de los que apenas quedan
recuerdos y quizás el mote o apodo que heredaron los descendientes de aquellos
obreros y artesanos: albardonero, herrador, aperaor, recovero…
La imagen del
hombre que, sentado a la puerta de su casa, majaba esparto con el que hacer
pleitas; el latero con su infiernillo de leña soldando con estaño el culo de
una olla o haciendo un jarrillo de lata con el envase de la leche condensada;
el trapero que voceaba sus productos y que los cambiaba por trapos viejos,
suelas de alpargatas o asas de cubos; el retratista con su caballito de cartón
y su paisaje de fondo, que hacía los retratos el Día de la Virgen; el trajín en
las posadas con los arrieros, los burros, los aparejos colgados en las estacas,
los pellejos de vino o aceite, las naranjas y uvas moscateles que aquellos
hombres recios transportaban en sus bestias desde la costa atravesando la
sierra por veredas y vericuetos; el porquero que al atardecer daba rienda
suelta a los cochinos que, hambrientos y como locos, subían por el Pecho de los
Civiles buscando, ciegos, la casa de su dueño; y el recovero, la partera, la
mandadera, el calero y tantos otros oficios de los que apenas sabemos los
nombres. Volvamos la vista atrás y digamos algo de ellos.
Faltan algunas fotos que iremos añadiendo.
Faltan algunas fotos que iremos añadiendo.
Cerrajero. Era el artesano que hacía y arreglaba
cerraduras, llaves, candados, cerrojos y otros objetos de hierro con los que se
cerraban aquellos viejos portones tachonados de clavos negros. Con el tiempo,
las enormes llaves y fuertes cerraduras han sido sustituidas por artilugios
sencillos y discretos. Las antiguas llaves y los pesados candados se han
convertido ahora en piezas de museo.
Albardonero. El nombre le viene de que hacía albardones para las bestias. En su taller, completamente artesanal, elaboraba todo tipo de aparejos para las caballerías: mantas, enjalmas, sobrenjalmas, ataharres, collarines y cinchas primorosamente bordados. Una preciosa artesanía que, aplicada a otros objetos, pudiera haber tenido un prometedor futuro. Fue albardonero y guarnicionero el padre de Pepe Vegas; el oficio y el saber se lo transmitió a Luis Lara, quien llegó a ser un experto albardonero. Arrinconados por las maquinarias, se acabaron los trabajos con los mulos, caballos y borricos, y con ellos los artesanos que confeccionaban sus aperos y ropajes.
He aquí una vieja collera de las que se ponían a los mulos. Es obra de un albardonero.
Peón caminero
Hasta la llegada
del asfalto, el firme de las carreteras se compactaba a base de piedra picada y
tierra, apisonadas con unos artefactos enormes y pesados a los que los niños
llamábamos máquinas ‘achancaoras’. Para intentar arreglar los numerosos baches
que el agua ocasionaba en aquellos firmes tan precarios, Obras Públicas creó el
cuerpo de peones camineros. Las herramientas con las que arreglaban los baches,
limpiaban las cunetas o quitaban las hierbas que nacían en los arcenes eran un
carrito, una espuerta, un rastrillo y una azada. Estos trabajadores vivían con
su familia en las llamadas casillas de camineros, viviendas situadas cada ocho
o diez kilómetros junto a la carretera que les correspondía cuidar. Los olivos
aledaños a las carreteras eran de Obras Públicas y los han recogido hasta no
hace muchos estos peones hoy ya desaparecidos.
La casilla de camineros que está junto a la antigua carretera. Hecha con piedra e hierro, se mantiene firme después de casi cien años.
La casilla de camineros que está junto a la antigua carretera. Hecha con piedra e hierro, se mantiene firme después de casi cien años.
Tejero
Además de tejas,
ladrillos y baldosas de barro para las casas, el tejero era también alfarero
pues de su taller salían también cántaros, botijos, pirulas, alcancías, etc.
Las herramientas utilizadas eran pocas (torno, galápago, moldes) ya que el
trabajo del barro era totalmente manual; eso sí, producían piezas de
extraordinaria calidad como lo demuestra el hecho de que las tejas antiguas aún
se siguen usando por su gran dureza y perfecta impermeabilidad.
Se trabajó en el
tejar hasta los años sesenta del siglo pasado y, una vez abandonado el oficio,
sus descendientes han heredado el apodo de ‘tejeros’. El último taller de
alfarería que hubo en el pueblo lo regentó Ricardo ‘el tejero’. De sus manos
salieron cántaros, lebrillos, macetas, tinajas… Al contrario de otros pueblos
que mantuvieron este trabajo artesanal como una fuente de riqueza, en el nuestro
esta tradición se ha perdido por completo.
Herrero
Las antiguas
herrerías, muy distinta de las que ahora conocemos, eran talleres en los que el
herrero fabricaba y reparaba las herramientas necesarias para las labores
agrícolas (arados, rejas, rulos, herraduras) así como los herrajes de las casas
(rejas, balcones, clavos, cierres). Al hierro calentado en la fragua se le daba
forma a fuerza de golpes con el martillo sobre la bigornia.
Zapatero
Han sido muchos
y muy buenos los zapateros de Villanueva del Rosario. Yo he conocido a Pepe
Marcos (que fue alcalde después de la guerra), Valencia (el que cuando se emborrachaba
decía aquello de: “Rebanás, platillo volante y a mí qué”), Pepe el de la Bigota,
el Lirio, Veleta… Ahora el único que mantiene la tradición es Carlos el
Caracol.
En su cuartillo
con vistas a la calle, el zapatero hacía botas, pichones, borceguíes y
sandalias; gobernaba zapatos, ponía medias suelas y colocaba remiendos con sus
leznas, agujas, cabos de cáñamo untados de cerote; se servía de hormas de
madera, y bajo la mesa siempre había un recipiente con agua en el que se metían los cueros para
ablandarlos.
Falta la foto de Carlos 'El Caracol', nuestro último zapatero.
Falta la foto de Carlos 'El Caracol', nuestro último zapatero.
Aperador
En los cortijos,
el 'aperaor', como decimos nosotros, era una especie de capataz. El diccionario dice de este oficio:
“El que cuida de la hacienda del campo y de todas las cosas pertenecientes a la
labranza”. Trataba directamente con el amo, organizaba las faenas y distribuía
el trabajo de los yunteros, gañanes, segadores, peones… Era un puesto de
confianza y, por lo común, vivía con su familia en el cortijo.
Gañán
Carretero
Conducía los
carros en los que se transportaba el grano, la paja y cuanto fuera pesado y
voluminoso. Del carro o carreta tiraba una yunta de bueyes unidos por el ubio,
o una collera de mulos.
Dos carretas, una tirada por mulos y la otra por bueyes, en la era del cortijo del Tardón. Los operarios se entretienen toreando una vaquilla.
Dos carretas, una tirada por mulos y la otra por bueyes, en la era del cortijo del Tardón. Los operarios se entretienen toreando una vaquilla.
El que conduce el carro es Manolo Chiquitín; en brazos lleva a Baltasar.
Cosario
Persona que se
desplazaba a las localidades cercanas de Antequera, Archidona, Loja o Málaga
para traer o llevar cosas y encargos de toda clase. El nombre de ‘cosario’
viene de ‘cosa’, y el oficio desapareció cuando la mayoría de las familias del
pueblo pudo disponer de vehículo propio. Los últimos cosarios fueron Miguel
Mérida, Juan González ‘Catorzo’, Tedoro y Bartolo.
De Miguel
Mérida. ‘Gazpirre’, se cuentan dos anécdotas. La gente llegaba a su casa y cada
uno le decía lo que necesitaba; conforme le iban haciendo los encargos, Miguel
Mérida colocaba sobre la mesa un papel en el que había anotado los datos y,
sobre cada uno, los dineros correspondientes. Una vez terminada la operación,
soplaba y caían al suelo todas las notas que no estaban sujetas por monedas.
En otra ocasión
alguien le encargó que le trajese de Antequera un cántaro. Llegada la noche del
día siguiente, el cliente viene a recoger su cántaro a lo que Miguel le dice:
“¡Vaya, hombre! El cántaro se ha roto por el camino”. Y el otro, como
alegrándose del percance, va y dice: “¡Menos mal que no te lo pagué!” A lo que
responde Gazpirre no menos sonriente: “¡Pues menos mal que no te lo compré".
Hola a todos los seguidores del blog .Cuantos recuerdos de la niñez ,cuando he leído desde el primero al ultimo ,mi padre en el Tardón llevo una carreta de bueyes , y de mulos y también el tractor ,con el remolque que salia desde la puerta del cine lleno de gente para echar el jornal ,recuerdo que ha mi padre le hicieron una horma para los zapatos con la forma de los juanetes era espectacular ,también recuerdo en casa de mi abuelo Juan Bautista los pellejos de aceite, que como muchos recordareis mi abuelo hacia de corredor ,preparaba partidas de grano ,garbanzos, trigo ,no se me olvidara jamas una vez me llevo amis primos y ami a envasar habas tenían cocos se nos puso todo el cuerpo de ronchas como picaba y nos decía poneros vinagre aun picaba mas .Bueno ya no me alargo mas son recuerdos que no se olvidan.Un saludo para todos ,animaros ha escribir .
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