martes, 21 de julio de 2015

184.- La banda de música

A la gente de Villanueva del Rosario nos gusta que las fiestas, los toros y las procesiones de Semana Santa estén siempre animadas por una banda de música, y la echamos de menos cuando no la tenemos, a la par que no la hemos valorado ni conservado cada vez que consigue reorganizarse.

La primera noticia de una banda de música en el pueblo es este escrito de Pepe Nateras.



En la foto siguiente, tomada en los años veinte, aparecen las autoridades del pueblo (cura, alcalde, secretario, comandante de puesto...) y a la derecha se ven uno jóvenes con gorra e instrumentos musicales. Bien pudieran ser los miembros de aquella primitiva banda.

El cura, las autoridades, los guardias civiles, los músicos y mandamases con bastón en la puerta de la iglesia en los años 20 del pasado siglo. Hay números sobre algunas personas para indicar quiénes eran, pero no he conseguido el reverso de la fotografía que se hizo para un periódico de Málaga.
El 12  creo que era Cristóbal el sacristán y el 14 El Señorito.

El primer director de esta agrupación musical fue un tal Juan Castillo Paniagua, conocido en el pueblo por ‘El tío de la manta’. Este hombre forastero llegó un día al pueblo andando y con una manta que le cubría las espaldas: nadie lo conocía, ni sabía de dónde era ni por qué se había venido al pueblo. Se ve que era un hombre culto y que sabía de música. Al cabo de un tiempo, ‘El tío de la manta’ se marchó y nunca más se supo de él.

De esta banda del año 1925 probablemente se surtieron los músicos que conformaron las célebres comparsas de Anastasio y Miguel Carneros que actuaron en los carnavales de aquellos años hasta el estallido de la guerra civil en 1936.



Algunos músicos componentes de aquella banda tocaron en algunos festejos taurinos como el celebrado en la plaza del ayuntamiento.

El el palco, Pepe Vallejos el juez, el cura don Timoteo, el alcalde Juan Molina, comandante de la guardia civil, Herminia Tedora, La Palmera...
Músicos: Juan Repiso, Pepe Herrero, Maestro Pelos, Pepe Herrerp hijo, Antonio la Bigota...

Estos mismos músicos sin uniforme tocaron en las fiestas de otros pueblos.


Nateras dice en su libro:

Tras varias vicisitudes, y luego de haber quedado disuelta, fue reorganizada en el año 1949, dotada de nuevo instrumental y personal y ya con cargo a los Presupuestos Municipales.

Y en una nota de su diario correspondiente al 4 de agosto de 1949 se lee:

Al objeto de reorganizar la Banda de Música de esta localidad, regresa Juan Molina Díaz de Almería con los instrumentos adquiridos. Dicha banda será dirigida por el médico Don José Vicente Baz García.

He aquí tres fotografías de aquella banda de música durante el día de la Virgen del año 1955


Pepe Herrero, director, Franco, mi hermano Manolo, un mellizo, yo con flequillo y mordiéndome el labio...

Mi hermano Manolo, el marido de la Isabelita...

Mientras estuvo aquí el médico don Vicente, él fue el encargado de los ensayos y de la dirección; cuando se marchó a finales de los cincuenta, quien la dirigió fue el guardia municipal Pepe Herrero. No obstante, aquella magnífica agrupación musical se disolvió a los pocos años porque muchos de los jóvenes miembros de la banda emigraron a Cataluña o Madrid en la desbandada que se produjo en el pueblo a partir de los sesenta.

Durante treinta años el pueblo no tuvo banda y los músicos que animaban las fiestas del día de la Virgen venían de otros pueblos: Alfarnate, Loja, Antequera…

Como no había fondas ni dineros para pagarles cama y comida, los músicos se alojaban en casas de vecinos; el ayuntamiento los repartía por las casas de las familias un poco más desahogadas. Era fácil oír por la calle la conversación de las mujeres cuando hablaban a propósito de los músicos:
-¿A ti qué músico te ha tocado este año?
-A mí el de la trompeta, como el año pasado.

Los músicos que venían de Alfarnate atravesaban la sierra andando con los pitos a cuestas.
Ahora las cosas han cambiado y desde el año 1992 tenemos banda y hasta escuela de música. A ver el tiempo que nos dura y a ver si sabemos cuidarlas.




El Cele de la Elvira dirigió la banda durante un tiempo.






Unos datos. Los alcaldes que promovieron la banda en sus distintas etapas fueron
1925. Diego Carneros Gutiérrez
1949. José Godoy Moreno
1992. José Luis Carneros Lara

Y algunos de los personajes ligados a la banda fueron
El tío la manta
Anastasio Párraga Patricio
Vicente Baz
Pepe Herrero, padre
Pepillo Herrero
Cele Vallejo…

y todos los jóvenes y mayores que forman parte de nuestra actual banda.

jueves, 16 de julio de 2015

183.- Reina de las Fiestas 1965

El año 1965 fue elegida Reina de las Fiestas la joven Inés Muñoz Sedano. El alcalde era entonces Rafael Castillo Martínez y el baile se celebró en una plaza (creo que era la Plazoleta del Juez) donde se había instalado la caseta oficial. En algunas fotos se puede ver el suelo empedrado y un espacio circular, que servía de pista de baile, al que se le había echado una capa de cemento.


Inés recibe de manos del alcalde la banda de reina.

La reina y el alcalde

Bailando el primer pasodoble

Inés y su hermano Francisco

Bailando con su primo Paquillo el Moro

La reina le entrega un trofeo a Juan el de la Fabriquilla, campeón del tiro al plato.

Inés le impone la cinta a un participante en la carrera de cintas.

lunes, 13 de julio de 2015

182.- Paellas en la feria de agosto

Las sucesivas corporaciones municipales, en un ataque de delirio festivo o victimas de generosidades preelectorales, recurren a lo de 'paella gratis para todos' y así ganarse al personal. Como ejemplo de una de esas ocurrencias de nuestros alcaldes más o menos locales, os muestro una foto tomada en el patio del ayuntamiento hace ya unos años. La escena tiene delito: una mujer con delantal azul, bata blanca y cofia del mismo color, rema sudorosa y en solitario alrededor de una enorme paellera ardiente donde se cuece en pleno mes de agosto una paella con carne de pollo y azafrán, ante la atenta mirada de trece personas: dos municipales, un miembro de la benemérita sin tricornio, algún que otro concejal, una niña con lazo blanco, vestido colorado, leotardos blancos y zapatos de charol, y cinco presuntos aprendices de cocineros. El producto del ingente trabajo de esta aguerrida marinera que hace olas en el redondo mar amarillo, será devorado por la plebe que espera haciendo cola, dando empujones y armada de frágiles platos de plástico derretido y cucharas blancas del mismo material.


Para evitar tales dispendios municipales, y de camino premiar a los mejores cocineros y cocineras del pueblo, se inició hace ya varias décadas décadas el concurso de paellas que desde entonces se celebra el sábado de la Fiesta de octubre.

Es una tradición que afortunadamente se va consolidando año tras año y es ocasión para que muchos forasteros y veraneantes nos visiten. Lo de la paella es una excusa para montar un tinglado gastronómico en el que no falta de ná, como en un sanmarqueo rumboso: jamón, salchichón, ensaladas, mariscos, queso, chorizos, chuletas y morcilla a la plancha, buen vino y mejor ambiente.

El primer año los tenderetes, mesas, sillas y sombrajos apenas ocuparon la calle 1º de Mayo y algo de calle Posadas. Con el paso del tiempo el tumulto festivo-gastronómico de familiares y amigos se ha ido extendiendo como un tsunami hacia el este, ha ocupado el llanete frente a la casa de Virginia, la estrecha calle Tránsito, la plazoleta del juez, se ha volcado por la calle donde vivía el Lirio y pronto llegará hasta la Fuente Vieja. (Esto los escribía yo el año 15: 2015).

Cuando las copas hacen su efecto y el tinto con jamón o queso se coge a puñados en todas las mesas, aparece la trupe de los músicos en pachanga, y todo el mundo se pone a bailar en la calle y la masa henchida de arroz y otras viandas es (era) arrastrada como por un Hamelin flautista hasta la caseta de la plaza de abajo donde se llega a la apoteosis cuando suena un tal Paquito el Chocolatero.

En las paellas callejeras, la que menea el cotarro sigue siendo, casi siempre, una mujer. Hay cosas que cambian mu poco a poco.
Eso sí; cortar el bacalao (digo, el jamón) sigue siendo cosa de hombres.


























martes, 7 de julio de 2015

181.- Toros de cochondeo

He aquí un repertorio de imágenes tomadas en los años sesenta y setenta en las que se confirma que, en Villanueva del Rosario, si no hay toros no hay fiesta. Y la novillada, becerrada o corrida siempre eran (lamentablemente hablo casi en pasado) el pretexto para pasarlo bien todos juntos.
Son tantas las personas que aparecen en estas fotografías, en su mayoría hechas por el fotógrafo Rama, que os dejo a vosotros el trabajo de identificarlas.

Los comentarios, por favor, hacedlos más gente y que no sea siempre mi primo Juan Francisco el que se atreva a poner unas palabras. Gracias, primo.








Esta imagen de la vaquilla que va derecha por el espontáneo, fue tomada en el puente viejo del Arroyo por nuestro fotógrafo Pepe Repiso. Era cuando las vaquillas hacían el recorrido desde el Bacalao hasta La Fuente Vieja.