lunes, 18 de enero de 2016

207.- La Virgen de Fátima

En la Historia de Villanueva del Rosario se lee lo siguiente:

"Por el año 1949 es visitado el pueblo, en su recorrido nacional, por la imagen peregrina de la Virgen de Fátima durante los días 15 y 16 de noviembre de dicho año, constituyendo el recibimiento de la Sagrada Imagen la manifestación más importante que hayan registrado los anales del pueblo".

Todo el pueblo, movido por el fervor de los milagros que según contaban hacía aquella Virgen portuguesa, acudió a recibir la imagen que nos visitaba. En aquel noviembre del 49 yo tenía cinco años. A mí y a todos los niños del pueblo nos habían dado un palo con una banderita para recibir como se merecía a tan excelsa visitante. Alineados a un lado y otro de la carretera, algo poco más allá de la última morera, esperamos durante horas aquella imagen que no llegaba. Un relente otoñal bajaba de la sierra y teníamos las manos amoratadas de frío. El cura, don Timoteo, junto con un coro de mujeres, amenizaba la espera rezando a voces el rosario o entonando cantos religiosos que no conseguían quitarnos el frío de aquella tarde casi invernal. Por fin llegó la imagen y todo fueron otra vez rezos y cantos hasta llegar a la iglesia.

En octubre del año siguiente el pueblo adquirió una imagen de la Virgen de Fátima, que salió en procesión por las calles del pueblo y fue colocada después en su altar de la iglesia.

Estas dos fotografías del año 1950 son los únicos testimonios gráficos que he podido encontrar de la primera procesión que se hizo en el pueblo con la recién adquirida imagen de la Virgen de Fátima.





La Virgen de Fátima en el pedestal que la sustenta en la iglesia parroquial.


La religión y sus manifestaciones fueron el centro de la vida social de los españoles hasta no hace mucho tiempo. Buena parte de la vida de un individuo, si no quería ser tachado de hereje o de rojo, giraba en torno a la iglesia desde que nacía hasta la muerte: bautismo, comunión, boda, entierro, misas, procesiones, rosarios, novenas, peregrinaciones... No es pues de extrañar que cuando corrió la voz de que el 13 de mayo del año 1917, cerca del pueblo portugués de Fátima, la Virgen en persona se les había aparecido a tres pastores (Lucía, Jacinta y Francisco) y que habían sucedido acontecimientos maravillosos y milagros inexplicables, en la católica España se implantó rápidamente la devoción por aquella blanca imagen de la Virgen que llevaba un rosario colgado de las manos.

El 13 de mayo se propuso como fiesta religiosa y todo el mes de las flores fue consagrado a la Virgen con cantos, procesiones y ofrendas florales.

Así cantábamos en la galería de arriba de la escuela cada tarde del mes de mayo, cuando los maestros y maestras nos llevaban a rezar ante un altar cuajado de clavellinas, amapolas y otras flores silvestres que nosotros habíamos cogido de entre los trigales.

Venid y vamos todos
con flores a porfía
con flores a María
que madre nuestra es.

El trece de mayo
la Virgen María
bajó de los cielos
a Cova de Iría.
Ave, ave
ave María.

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