No sólo las personas cambiamos o desaparecemos con el paso del tiempo. El pueblo, sus calles, su entorno, sus jardines varían, para mejor o para peor, con el paso de los años. Sólo la silueta de la sierra se mantiene, aparentemente, impasible en el discurrir de los siglos y de los milenios.
Ved donde estaba antes la Fuente Vieja, contemplad a Franco sentado junto a su quiosco, qué bonita estaba la poyata en calle Arroyo, el quiosco de la Fuente Vieja que nunca funcionó, el muro con las piedras de los adoquines que cerraba lo que ahora es la M30, la Linde con su séptima fuente distinta, obras en el Grupo Escolar, los graciosos arcos de los pasajes con escalones que fueron arrasados, la fachada de la iglesia tal como la diseñó el cura Santiago, la puerta de mi casa con un jazmín incipiente...
Del álbum de mi sobrina Lucía Vegas Álvarez saco hoy el reportaje que ella hizo de nuestro pueblo y de su entorno. Estamos en el año 2007 y una de las cosas que yo noto es que parece que antes había más árboles. Será cosa de la vejez, pero yo echo de menos la arbolea.
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