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Año 1954. Vista aérea del pueblo, cortijos y caminos que de él parten. |
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Detalle de la foto aérea anterior. En el recinto cercado había dos molinos, una almazara y la Extractora de aceite de orujo. El edificio que se ve cerca de la carretera es la huerta del Moruno. Al otro lado están Las Tres Piedras, Huerta Africana, el cortijo del Gachas y el molino de Pérez.
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La red de veredas, sendas, realengas, caminos y carreteras son los que permiten a los habitantes de nuestra localidad comunicarse con los municipios cercanos, así como con los distintos enclaves, cortijadas y viviendas alejados del casco urbano. Estas vías de comunicación eran y son imprescindibles para las labores agrícolas y ganaderas que antes se hacían a lomos de bestias y que ahora están mecanizadas. ahora estas viejas sendas son magníficos lugares por donde pasear y correr para disfrute de los sentidos y para mantener una buena salud física. El peor enemigo de los caminos fue sido siempre el barro y las aguas torrenciales que arrasaban los puentes y que todos los inviernos dejaban al pueblo aislado.
La red viaria ha ido modificándose y ampliándose a lo largo del tiempo. Hay un estudio muy interesante del investigador Carlos Gozálvez Cravioto (Las vías romanas en la provincia de Málaga) en el que se localizan y describen las vías que hasta el siglo IV d. de C. unían nuestra comarca con el interior y con las costas de Málaga. Junto a estas vías principales había una red de caminos secundarios entre las distintas villas romanas que prosperaron durante la época romana.
En las notas de este interesante trabajo aparece citado mi nombre muchas veces porque fui un informante fidedigno de Carlos Gravioto.
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La VIA VII romana coincide con nuestro viejo camino de Málaga y con el actual trazado de la A92 Salinas-Pedrizas. |
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Muchas de las carreteras y caminos actuales de la provincia de Málaga son un calco de las calzadas romanas de hace más de 2000 años. |
En la Edad Media (del siglo VII al XVI) todo el territorio de nuestro entorno estuvo prácticamente despoblado y cubierto de una espesa vegetación, y solo era cruzado por una realenga o camino real que atravesaba el Alto Valle del Guadalhorce de Norte a Sur y que comunicaba Málaga con las provincias del interior.
A partir del XVI comenzaron a venir repobladores, se conformó un núcleo de viviendas que a mediados del XVIII llegaba a los mil habitantes y se transformó en tierra de labor buena parte del territorio que durante siglos fue un espeso bosque. Desde este poblado partían los caminos y veredas que de forma radial unían el pueblo con los cortijos y con las poblaciones vecinas. Hoy hablaremos de uno de estos caminos.
CAMINO DE LOS MOLINOS
Del centro de Villanueva del Rosario baja una calle que se llama calle Molinos porque era la que se dirigía a los molinos harineros y las almazaras que hasta mediados del siglo XX funcionaron en las riberas de los ríos Cerezo, Parroso y Guadalhorce. La fuerza de las aguas encauzadas era la que movía la maquinaria de estos molinos..
1. Camino de la Cooperativa
Este camino nace bajo el puente del arroyo de la Canaleja, atraviesa el cauce y sube hacia la ladera del cerro Bastián donde coincide durante unos cien metros con la carretera comarcal. Bordeando la carretera hay una hilera de viejas moreras que fueron plantadas a principios del siglo XX con la idea de fomentar entre los vecinos la cría de gusanos de seda. A unos cien metros, a la altura de la Venta el Cerezo, el camino se abre a la izquierda y transcurre brevemente hasta llegar al caz (cao) por donde discurría el agua que movía dos molinos harineros y una almazara, todos ellos hoy desaparecidos y de los que en la actualidad sólo quedan vestigios del caz. Es un lugar cercano al pueblo, con abundante agua y al que iban las mujeres a lavar y tender la ropa. El río Cerezo y el mismo cao eran un vivero de cangrejos y cada año la gente cogía con improvisados artilugios este exquisito manjar hoy totalmente desaparecido.
A mediados del siglo pasado funcionaban allí dos molinos harineros (a los que llamaremos molino de arriba y molino de abajo) y una almazara. En este recinto se construyó posteriormente una extractora de aceite de orujo, de cuya existencia todavía es testigo la chimenea. La nueva y moderna almazara es ahora ‘La Cooperativa’. Cuando nosotros éramos chicos aquello era ‘La Orujera’ o ‘La Sulfurera’.
El camino baja hacia las instalaciones de la cooperativa, atraviesa el río Cerezo, ya en término de Antequera, y se bifurca en tres caminos. El de la izquierda sube hacia la sierra, pasa por el cortijo de Guitarra y llega a la fuente del Toronjil. El ramal central nos lleva a las ruinas del cortijo de La Leva y más adelante a la Fuente de la Higuera, nacimiento que está justo debajo de la Cueva de las Palomas. El tercer ramal, de la derecha, discurre unos cien metros por la izquierda del Cerezo y desemboca en la carretera.
Sobre el río Cerezo hay un viejo puente por el que se accede a las instalaciones de la Cooperativa. En el antiguo vado del río, por donde pasaba el ganado y las personas, y donde también había un lavadero, se ha construido un puente nuevo.
Una reflexión: en nuestro pueblo no se han conservado ni uno de los muchos molinos harineros y almazaras que funcionaron durante tantos años. Todas estas instalaciones de la industria agrícola, salvo el molino de las Tres Piedras, han desaparecido totalmente o son simples ruinas.
Buenos días: Si no estuvieses publicando estas recopilaciones y escritos, deberías iniciarlos ahora mismo. Cuanto nos ilustras, nos informas, a los que desconocemos sobre todo lo que hablas y sobre todo, nos haces recordar a los que hemos andado sobre estos caminos, en nuestra niñez y adolescencia. Muchas gracias amigo Paco. Saludos y un abrazo, desde la distancia.
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