viernes, 28 de febrero de 2025

491. El arca de Noé

Hoy os voy a contar una historia. Mejor dicho: una visión. La voy a dividir en tres apartados.

Horizonte
Es esa línea que separa el cielo de la tierra. El horizonte marca el límite y la linde entre lo real, la tierra, y lo imaginario, el cielo. Y es en ese espacio mágico donde la humanidad ha visto figuras fantásticas, porque si nos acercamos esas figuras desaparecen, son fantasmas y los fantasmas no existen. En el mar el horizonte es plano (para los terraplanistas) pero en realidad es un pelín curvo. En el horizonte del mar solo veremos nubes que pronto cambian de forma. Pero en ciertos punto del horizonte, donde se encuentran el cielo y la tierra, el hombre ha visto cosas que ahí están desde que el mundo es mundo: figuras de personas, siluetas de animales o representaciones de objetos diversos.

El Diluvio Universal
Según cuenta la Historia Sagrada, que cuando yo era chico me obligaron a aprender, Dios, enfurecido porque el hombre (y la mujer) se habían desmadrado y estaban estropeando su creación, quiso hacer borrón y cuenta nueva y para ello se le ocurrió lo del Diluvio Universal (lo pongo mayúscula pues es nombre propio y no hubo otro). Ordenó a Noé que construyera una arca, No le dijo "haz un barco" ya que era algo que solo tenía que flotar durante un tiempo e iba a servir una sola vez. Noé, sin decirle nada a nadie, solo a su familia, hizo el arca, metió las parejas de animales que habrían de volver a repoblar el mundo y almacenó comida para un largo crucero. Los peces y animales acuáticos se salvaron del encierro. La chamá duró cuarenta días y cuarenta noches, el agua supero las más altas montañas, perecieron todos las personas y animales (menos los peces) que no subieron al arca. Cuando dejó de llover, el arca siguió flotando hasta que las aguas bajaron y se fueron sabe Dios donde. El caso es que al final de la aventura acuática el arca quedó varada en lo alto del monte Ararat, monte que todavía no se ha localizado.

Mi arca de Noé
Desde chico, desde que en la escuela me obligaron a estudiar Historia Sagrada y el episodio de Diluvio, yo quise saber dónde estaba el arca, y me empeñé tanto que al fin averigüé donde estaba la dichosa arca. Y no se lo he dicho nunca a nadie. Hasta hoy.

En mi libro de Historia Sagrada el arca tenía más o menos esta figura. No le pongáis pegas: nunca se me dio bien el dibujo.


Este arca de Noé, petrificada porque el paso del tiempo nos deja a todos de piedra está en Villanueva del Rosario. Solo podemos verla nosotros, los saucedeños y también las saucedeñas y la gente que venga al pueblo. Los del Trabuco, sin ir más lejos, ya no pueden ver el arca. Y desde el Saucedo se ve pero no desde todos los lados: hay que ponerse en derechura.

Ponte en La Linde, mira al Chamizo, recorre hacia la derecha las sinuosidades de la sierra y antes de llegar al llano del Pelao, allí está, mírala, mírala, allí está el arca de Noé.

Prueba testimonial de que el arca la tenemos frente a nuestros ojos, en el este, por donde sale el sol, son estas fotografías tomadas con mi Canon EOS.







Si te acercas, se pierde.



El teleobjetivo difumina el arca pero nos muestra la belleza de la 'magdalena' de al lado.
Tiene una cueva y una ventana.

Otro día os hablaré de un bonsay con celulitis


Y de un peral que hay en La Linde que es a la vez un tronco con dos ramas



que un tronco con dos piernas





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