martes, 18 de septiembre de 2012

1 Balones a las habas


El abuelo de Miguel Veleta arando junto al 'campo' de fútbol


En un partido de fútbol, cuando a los jugadores les interesa perder tiempo, siempre tienen el socorrido recurso de lanzar el balón fuera del campo y ganar así unos preciosos segundos. En el lenguaje futbolístico esta táctica se conoce como ¡Balones fuera¡, pero en nuestro peculiar léxico futbolístico saucedeño, para referirnos a este lance del partido, empleamos una exclamación más explícita y precisa: ¡Balones a las habas¡

Este dicho tan nuestro nació en los tiempos en los que los aficionados a este noble deporte en Villanueva del Rosario no disponían de un campo de fútbol municipal, porque había que darle patadas a la pelota en un campo que ni era municipal ni era de fútbol: era simplemente eso, campo. Los jugadores esperaban impacientes durante todo el invierno y buena parte de la primavera a que alguna de las fanegas de tierra, más o menos llana y cercana al pueblo, quedara despejada y así poder jugar una vez segado y recogido el pejuar: trigo, cebada, matalahúga o habas.

A veces se tenía la suerte de que alguna haza en condiciones quedara todo el año de barbecho y disponible, si el amo del terreno lo consentía, para que los intrépidos deportistas desfogaran todas las tardes sus ganas de pegarle patadas a una pelota; pero cuando llovía, por muy de barbecho que fuera, no se podía pisar el terreno pues quedaba hecho un puro barrizal.

Quedaba, eso sí, el recurso de irse a las eras que, como estaban empedradas y libres durante el invierno, permitían el peloteo y el partidillo sin miedo al barro. Las eras más grandes eran las de abajo: la de Coscurrones, El Zocato o la del Canelo; las de la Fuente Vieja era más pequeñas y casi todas servían de mular durante buena parte del año. Lo malo de jugar a la pelota en un sitio empedrado son las caídas y rachones cuyas consecuencias resultan siempre más dolorosas que si se producen en un lugar terrizo. Echar un partido en una era tenía su mérito y aquella época tan dura debería ser conocida como la edad de piedra del fútbol.

Como muestra la fotografía, tomada a principios de los años sesenta, el presunto campo de fútbol en el que se disputaban los partidos estaba lindando con tierra de labor; el que se ve arando, indiferente a lo que sucede en el campo de fútbol, es el abuelo de Miguel ‘Veleta’. Allí, a lo sembrado, a las habas es a donde irán a parar los balones que se salgan del campo por la línea de banda.

1 comentario:


  1. Hasta los 13 años participé activamente a esos partidazos memorables.Marqué algunos goles frente a porteros épicos como José el Manazas.¿Carrera de futbolista frustrada?No lo pienso pero hay queda la duda.

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