martes, 26 de julio de 2016

229 Vocabulario 21


Amocafre

Romana


Palabras de ayer

El vocabulario (conjunto de palabras que conoce y usa una persona o una comunidad) cambia con el tiempo: hay palabras que dejan de usarse, a la vez que otras nuevas se incorporan a la competencia lingüística de los hablantes. Baste como ejemplos el catálogo de palabras nuevas relacionadas con internet y los ordenadores (pen drive, chatear, gigas) que ahora son de dominio público, mientras que se han olvidado un riquísimo conjunto de palabras relativas a las faenas del campo (angarillas, amocafre, barcinar). Estas cuestiones serían tema para un estudio que en este blog no tendría mucho sentido. No obstante voy a recordar algunas palabras y expresiones que estuvieron en vigor en la manera de hablar de los saucedeños y que ahora, a mi entender, están moribundas.

Cuando yo era pequeño y tenía necesidad de beber, nunca decía “tengo sed”, porque la palabra sed, aunque estaba en el diccionario, nosotros no la usábamos; todos decíamos “tengo gana agua”; nuestras madres no daban sabios consejos: “No comas más arencas que luego te va a dar gana agua”. Lo mismo sucedía con el nombre bostezo y el verbo bostezar; si alguien se aburría en un sitio o comenzaba a tener sueño lo manifestaba con abrieros de boca.

Cuando se ponía uno enfermo (ahora todo el mundo entiende de medicinas, enfermedades y síntomas) el médico le mandaba una receta con la que había que ir a la botica (ahora farmacia) donde estaba el boticario (ahora farmacéutico). Si se tenía calentura (ahora fiebre) es porque había una infección y mandaban tarros (ahora antibióticos); si la cosa era más suave, lo que se recetaba era un bote (ahora jarabe); para los problemas de piel estaban las unturas (ahora pomadas). El termómetro se ponía en el sobaco, palabra mal sonante que ahora todo el mundo sustituye por axila, generalmente depilada.

Aparte de las tiras engomadas que se colgaban del techo y en las que las moscas se pegaban para su desgracia, para combatir los insectos que proliferaban por doquier comenzaron a usarse unos productos contra moscas y mosquitos que eran fabricados por la marca americana FLIT; por eso a los insecticidas actuales seguimos llamándolos fli. Un caso de confusión de nombres ante los nuevos productos fue el de una mujer que, para comprar lo que ahora conocemos como spray desodorante, se lo pidió al tendero en estos términos: “Dame un fli pa los sobacos”.

De los nombres de prendas de vestir, algunos se han perdido porque estas vestimentas pasaron de moda: justillo, combinación, salto de cama, bombachos, pelliza, cariñosa, gabardina, mascota… Otros luchan con denominaciones más usadas: blusita (camisa), calzones (pantalones). Para sujetar una tela con otra se usan los botones a presión (ciclistas) o los imperdibles (lañas),

Hay nombres que se imponen en detrimento de otros más sonoros y más castizos: hucha en vez de alcancía, churros en vez de tejeringos, puñetazo en vez del tradicional moquete o moquetazo. Lo mismo ha sucedido con el nombre ‘amarillo’; si alguien tenía la cara amarillenta por algún problema de hígado o que había perdido el buen color a causa de un susto, se decía que se había puesto paíso, es decir, del color de la paja.

Cántara de aceite, cedazo, entremijo, pleita.
Debajo, un costal

(Estas preciosas fotos las hizo Lucía Vegas)

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