En vista de que se van agotando las fotografías que generosamente me habéis prestado para este MURRE, he tenido que echar mano (lo mismo que hace el Gobierno con el Fondo de reserva para las pensiones) de las fotos familiares que durante casi cuarenta años hice con mi máquina Minolta. Entonces, para hacer los retratos se necesitaba tener una máquina de retratar, había que comprar un carrete, teníamos que tener el cuidado de tirar solo las fotos que salieran bien (porque no podíamos verlas hasta que se fijaban en un papel), mandar a revelarlas a un laboratorio, esperar unos días... y todo eso costaba tiempo y dinero. Una fotografía era un pequeño tesoro. Ahora las fotos se hacen gratis, se conservan sin problemas y, si uno se harta de ellas, las borra.
De aquellos días de verano que pasábamos en las playas de la Misericordia, he seleccionado apenas una docena correspondientes a dos años distintos.
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Eloísa y María Jesús |
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María Jesús y Bernabé |
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María Jesús
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Madre, tío y sobrina |
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Ahí estoy yo; como soy el que hace las fotos, casi nunca salgo. |
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Madre e hija |
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Este ya es otro verano: María Jesús, Mónica y Eloísa, tan joven y tan linda. |
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Mónica y su prima Reme |
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Rosa Mari, Mónica, Reme y María Jesús |
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Mónica en la orilla con su diente y su cubo |
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Rosa Mari |
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Jugando en la arena entre las sillas de tijera, el chiringuito y al fondo la chimenea. |
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