domingo, 6 de febrero de 2022

291.- Familia Díaz Moreno

Cada familia tiene su historia que, contada por capítulos, daría para una novela. A falta de esa novela que cuente nuestras vidas, siempre podemos acudir al álbum de fotos o a la lata de carne membrillo donde, en orden o desordenados, viven nuestros recuerdos y, al comentar esas fotos que van pasando, es cuando recorremos la novela de nuestra vida.

Diego Díaz Moreno, hermano de Juan Ramón (q.e.p.d.), e hijos de José Díaz (Pepe Noticias) y de Ana Moreno (Ana de la Marca) me trajo un día su álbum familiar y me dio permiso para publicar en este blog las fotos que en él se guardaban. De allí salieron las fotografías que aparecen en la entrada número 248 del MURRE, publicada en marzo del 2017 con el título "Familia Moreno Jiménez. Sandungas y Marcas". La entrada de hoy se la dedicaremos a los Díaz Moreno, una de las muchas familias de Villanueva del Rosario que tuvieron que sobrevivir como emigrantes en tierras extrañas, cuyas gentes no siempre disimulaban el rechazo que les producían aquellos españoles (de mierda, decían a veces) que les quitaban el trabajo.

El año 1957 José Diaz (Noticias), ya casado con Ana y con dos hijos pequeños, vendió una tierra, sacó un pasaje en el trasatlántico Lusitania y se fue a trabajar (no sabía en qué ni con quién) a Venezuela, ese país al otro lado del charco donde al menos se hablaba en español. Trabajó duro, ganaba bien, pero a los 18 meses decidió volver pues las cosas se complicaron en Venezuela al llegar al poder el dictador Pérez Jiménez.

A los tres meses de volver, se incorporó a una expedición de andaluces que iban al norte de España, a Navarra, a trabajar en la recogida de papas. Otros muchos saucedeños ya se había ido antes al Norte a sembrar pinos en Logroño. Algunos no volvieron y buscaron trabajo en Bilbao.

Según me cuenta su hijo Diego, un tal Serranito, oriundo del pueblo pero que había tenido que irse a Francia a consecuencias de la Guerra Civil, le proporcionó a su padre la dirección del empresario francés con el que trabajaba pues necesitaba a alguien que entendiera de labores agrícolas. Pepe no lo dudó y, otra vez solo, en 1959 dejó a su mujer y a sus dos hijos, y se fue al sur Francia, cerca de Perpignan. En 1961 la familia por fin se reúne al completo. Nada más llegar, los dos hijos, Diego de 14 años y Juan Ramón de 10, comienzan no sin problemas sus estudios en una lengua que les sonaba a chino.

Diego (que adoptó como nombre el equivalente francés Jacques) pudo iniciar sus estudios por el empeño de un profesor italiano, también emigrante, hasta obtener el título equivalente al de nuestra Secundaria, con el que luego pudo hacer un Bachillerato Técnico. Diego se fue solo a París, trabajó en lo que pudo, prosiguió sus estudios y consiguió llegar a Ingeniero Técnico Superior. Juan Ramón no fue tan buen estudiante pero sí un trabajador incansable; se trasladó con su hermano a París, terminó una FP y con el tiempo llegó a ser director de una agencia francesa de transportes.

Pepe y Ana siguieron trabajando hasta el año 1975 en el que, una vez jubilados, volvieron al pueblo. Sus hijos se especializaron en trabajos no tan duros como sus padres, pero sí de más responsabilidad y muy bien remunerados. Diego, técnico en el tratamiento de aguas, dirigió trabajos de su empresa francesa por medio mundo: China, India, Venezuela, Méjico, Hungría, Qatar, España, Zambia... Hasta después de jubilado, seguían llamándolo como experto para proyectos en otros muchos países. Juan Ramón fue contratado para reflotar empresas en crisis, reorganizando las plantillas de personal y haciendo rentables negocios que estaban al borde de la quiebra. Siguieron con sus trabajos hasta el año 2010 y, como sus padres, retornaron al pueblo.

Esto último suena bonito, pero detrás hay toda una vida de sacrificio, de trabajo y de esfuerzo. Para los emigrantes fue duro tener que irse y para muchos el volver a su pueblo ya no era una opción. Su descendencia ha roto los lazos con las raíces de sus padres y, si vienen al pueblo, ni nadie los conoce, ni ellos conocen a nadie. No es el caso de nuestros paisanos Diego y Juan Ramón.

Diego hizo la mili en Francia. Aquí parece un gendarme.


Pepe Díaz de soldado

Ana


Pepe se fue a Venezuela con el 'Melón' que aparece en la foto y con un Gregorito


La foto del caballito convertido en avión.



La familia de paseo en Francia


Diego, el segundo por la izquierda, trabajando de camarero

Diego, con su característico gesto de curiosidad inteligente.

En el pueblo con unos amigos
Diego, Jorge, Juan Antonio, Pérez Navas

Diego y Charo

Charo, Diego y Diego Ángel

Padre e hijo

Diego Ángel



Pepe y Ana, ya jubilados, en su tierra cerca del cortijo Pérez

De baile con las Marcas



En la plaza de toros de Antequera, 


Ana y Pepe en la puerta de Notre Dame en París

Juan Ramón, Charo y Diego


Juan Ramón y su hija Julie

Janine, Julie y Juan Ramón




En París, desde el Sacré Coeur


1 comentario:

  1. Unas vidas bien resumidas por el talento y con el aprecio del cronista de nuestro pueblo Paco Pedrines.Gracias de habernos "retratado" tú también con tus palabras y tu saber hacer en este blog tan sauceeño.

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