martes, 15 de febrero de 2022

292.- Táper o fiambrera

Así se espantaba un temporero andaluz del modo de hablar en Francia a su vuelta de la vendimia: "¡Hay que ver cómo son los franceses! ¡Mira que llamar fromage a una cosa que se está viendo que es queso!". Pues lo mismo podríamos decir de los que se han apuntado a la moda de decir táper, sabiendo que no es más que una fiambrera. Es que el inglés tira mucho.

Porque si en vez de que fuera una americano de apellido Tupper el que inventara el táper o fiambrera de plástico (tupperware), hubiera sido un español de apellido, por ejemplo,  López, ahora este portaviandas se llamaría Lópezware. El caso es no usar la tradicional palabra castellana fiambrera, que a algunos les suena a viejo, antiguo, de campo, de pueblo, de trabajador precario.

Antes de nada tenemos que ponernos al día. La Real Academia de la Lengua, que ya ha reconocido el anglicismo tupper y lo ha castellanizado en táper (quizá porque le recuerde a tapar tapadera), dice lo siguiente de esta nueva palabra:

táper. Recipiente de cierre hermético, que se usa para guardar o llevar alimentos.

Pero ni aclara que es de plástico ni pone que su sinónimo es fiambrera, que es lo que al fin y al cabo es un táper. Tampoco hace hincapié en que el cacharro y la palabra, estaban mucho antes en nuestra vida y en nuestra lengua. De fiambrera dice tres cosas.

fiambrera. Cestón o caja para llevar el repuesto de cosas fiambres. 2. Cacerola, ordinariamente cilíndrica y con tapa bien ajustada, que sirve para llevar la comida fuera de casa. 3. Conjunto de cacerolas iguales que, sobrepuestas unas a otras y con un braserillo debajo, se usan sujetas en dos barras de hierro para llevar la comida caliente de un punto a otro.

El táper equivaldría al de la segunda acepción, al de cacerola etc. Se supone que la fiambrera se llamaría así porque sirve para llevar fiambres, pero no es del todo así. ¿Qué dice el diccionario de la RAE de fiambre?

fiambre. Carne o pescado que, después de asados o cocidos, se comen fríos, y también la carne curada.

También dice que 'fiambre' es un modo coloquial que se usa para referirse a un muerto, pero aquí no viene al caso.

Antes de que en España hubiese Reales Academias de la Lengua (creada en 1714), un tal Sebastián de Covarrubias publicó el año 1611 su Tesoro de la Lengua Española o Castellana, una especie de diccionario pero escrito con más gracia. Esto es lo que dice de fiambre y de fiambrera.

fiambre. Quasi friambre, la carne que después de asada o cocida, se come fría, manjar que el estómago le abraça muy mal.

Cuando Covarrubias dice "casi friambre", es para recordar que la palabra fiambre viene de frío. En cuanto a que "el estómago le abraça muy mal" es que esa carne, según él, no es fácil de digerir. Sigue Covarrubias:

fiambrera. Un género de cestones que suelen llevar los señores de camino con cosas fiambres, para poder comer y bever quando y donde quisieren.

Son cestas grandes de mimbre o de otras fibras entrelazadas en las que se llevaba la comida, bebida y los avíos para poder comer en el campo cómodamente. De esas fiambreras se habla en capítulo XIX de la Primera Parte del Quijote.

Es de noche, y don Quijote, lanza en ristre, dando voces y con porte de loco ha puesto en desbandada una procesión de clérigos que, alumbrándose con antorchas, venían por un camino y transportaban desde Baeza un difunto para enterrarlo en Segovia. Aprovechándose de la oscuridad y del desconcierto que su amo había provocado en aquella especie de procesión, Sancho no perdió el tiempo y desvalijó las provisiones que los curas habían dejado en su huida. Luego, caballero y escudero llegaron a "un espacioso y escondido valle, donde se apearon y Sancho alivió el jumento; y tendidos sobre la verde yerba, con la salsa de su hambre, almorzaron, comieron, merendaron y cenaron en un mesmo punto, satisfaciendo sus estómagos con más de una fiambrera que los señores clérigos del difunto en la acémila de su repuesto traían."

Las fiambreras de las que habla el libro y que Sancho y don Quijote desvalijaron, debían de ser cestas y cestones bien provistos de toda clase de viandas de las que se pegan al riñón: queso, torreznos, chorizos, arencas, dulces en almíbar, hogazas de pan del trigo de entonces, algunas botas de vino, morcilla en manteca, quizás una tortilla española redonda y rolliza...

Para ilustrar las posible pugna entre fiambrera y táper, aquí pongo algunas fotos de objetos que entran en el tema que hoy tratamos, sin meternos en las honduras de hablar de zurrones, talegas, alforjas, cestas... 

Hay un dicho en nuestro pueblo que, a mi parecer, no debe caer en el olvido. Los años del hambre, como así se llamaron, coincidieron con las casi dos décadas posteriores a la guerra civil. La gente no tenía nada que comer ni nada que darles a sus hijos. Pedían de puerta en puerta; los que piden se llaman pordioseros porque piden "por Dios, dame algo". En muchas casas no había nada que dar. Sí había un sitio, un cortijo, al que la gente iba a pedir y nunca venía de vacío. Era el cortijo del Turco. De la bondad y generosidad de aquella familia, sobre todo de Mamá Juana, salió el dicho que se usaba para confirmar que algo es cierto: "Es más seguro que talega en el Turco".


Capacha en la que llevaban los jornaleros la comida al campo

Fiambrera de las de siempre

La misma, de frente

Fiambrera múltiple con fuego en la base

Conjunto de fiambreras que formarán parte del futuro Museo Etnográfico.

Portaviandas moderna que mantiene el frío.
Neverilla de los albañiles

Táper

Táperes.
Si la hubiera inventado un español debería haber sido Táperez


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