Además de cintas en bicicleta, a veces se celebraban carreras en las que los jinetes intentaba enganchar con un pequeño palo en punta la argolla en la que se enrollaba una cinta. En las tradicionales cintas en bicicleta, los que conseguían los preciados trofeos (una tira blanca con un nombre), recibían en un acto público unas preciosas bandas de colores con bordados confeccionadas por las señoritas del pueblo. Cada una enlazaba en el brazo del mozo que había conseguido la cinta con su nombre.
Las últimas carreras (perdida la costumbre del bordado y de la entrega por parte de las mocitas) eran a caballo y, aunque algunas cintas estuvieran en blanco, en otras aparecían premios mucho menos románticos que aquellas cintas: botellas de vino, jamones, una cantidad de dinero... que recibían los jinetes de manos de un concejal.
Se perdió el encanto, la ilusión y la tradición.
Todas estas fotos de cintas a acaballo, con jinetes del pueblo y de otras localidades vecinas, pertenecen al archivo de Pepe Repiso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario