Algunos nombres de nuestro callejero dan que pensar: camino del Cementerio, calle Peligro, plazoleta de los Muertos, calle Desengaño, rincón sin Salida... La Plazoleta de los Muertos debe su nombre, no a que allí hubiera muertos o cementerio ni nada por el estilo; se llama así porque los entierros se hacían a mano (sin coche ni funeraria) transportando al difunto dentro de su caja, depositada sobre una parihuela que llevaban siempre varios hombres amigos de la familia. El cura, al salir de la iglesia, acompañaba al séquito hasta esta pequeña plaza, decía un responso y se volvía. La comitiva que acompañaba al difunto subía hasta el cementerio por un camino, que hoy está en en desuso, y entraba en el calvario por la antigua puerta que hay frente a la ermita.
El caso es que estas calles, restos del casco primitivo del pueblo, se han arreglado con nuevo saneamiento y cableado, red de agua potable, alumbrado, etc.
Las obras en la Plazoleta de los Muertos comienzan con la tala de un árbol centenario (lo plantaron en tiempo de Primo de Ribera, hacia 1925) y terminan con la plantación de un nuevo ejemplar arbóreo, en este caso un olivo.
Durante los meses que duró la obra me entretuve (cosas de jubilado) en tomar algunas imágenes que aquí os muestro. Ya sabéis que una obra sin un jubilado mirando cómo trabajan los operarios, no es una obra.
Se ha puesto de moda en los Ayuntamientos la tala indiscriminada de árboles casi centenarios, una pena.pene ver destru
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