Hacer el servicio militar, ir a la mili, (antiguamente se decía ‘servir al rey’) era para los mozos del pueblo una experiencia nueva, a veces traumática, pero siempre interesante. Para la gran mayoría de los jóvenes esta marcha obligatoria suponía salir por primera vez del pueblo, dejar a sus padres, a la novia, e incluso a la mujer, porque por aquellos entonces la gente se casaba muy joven. El hecho de hacer la mili era considerado como una dura prueba tras la cual se llegaba a la madurez; de la mili se volvía hecho un hombre. Muchos padres no consentían que sus hijos fumasen delante de ellos hasta que no habían servido.
Por decisión del gobierno, el servicio militar obligatorio quedó en suspenso (no suprimido) el año 2001 y fue sustituido por un ejército profesional.
Este soy yo, en la mili, defendiendo la patria a capa y machete |
Llegados a la edad de 21, 20 o 19 años (la edad de reclutamiento ha cambiado varias veces desde que el servicio militar se hizo obligatorio a finales del siglo XIX), el primer paso que habían de pasar los jóvenes era el de tallarse. Los mozos eran citados para que acudiesen al Ayuntamiento donde les esperaban el secretario y los municipales. Allí se pasaba lista a los quintos, los pesaban y medían, anotando en la espalda con tiza la altura de cada uno.
Instrumento para tallar a los reclutas. Lo salvé de su destrucción y ahora espera su lugar en el futuro museo. |
El secretario iba anotando en un registro la filiación, alegaciones y rasgos físicos, con pelos y señales, de cada uno. He aquí los datos referentes a un mozo de nuestro pueblo, cuyo nombre no decimos, escogido al azar entre los nacidos en 1930 y tallado en 1951.
-Talla: 1’635m. -Perímetro torácico: 83 cm. -¿Sabe leer y escribir? Sí. –Estado: soltero –Profesión: panadero –Pelo: castaño –Cejas: castañas finas –Ojos: grandes –Color: pardo – Nariz: aguileña –Barba: picuda –Boca: regular –Labios: regulares –Color: sano –Frente: ancha –Aire: marcial –Producción: buena –Señas particulares: cicatriz pequeña en ceja izquierda –Alegato: nada –Resultado del reconocimiento: útil para todo servicio
De todos los rasgos aquí recogidos el más intrigante es el de Producción: buena. ¿A qué se referiría?
Para librarse del servicio militar los mozos podían alegar diversos motivos como ser hijo de viuda o tener algún defecto físico: pies planos, sordera, quebracía, úlcera, ser estrecho de pecho, tener un hombro más alto que otro, ser corto de talla, cojera... Después de un minucioso reconocimiento hecho por un médico militar (se dieron muchos casos en los que estos padecimientos eran fingidos), algunas alegaciones eran estimadas y otras no.
Una vez tallados, los mozos celebraban el acontecimiento acudiendo juntos a alguno de los bares del pueblo para beber, comer y cantar hasta que el cuerpo aguantase, eran las fiestas de los quintos. Como resultado de aquellos excesos por un día, eran frecuentes las borracheras y las resacas consiguientes.
A partir de los años 40 comenzó a extenderse la costumbre de retratarse juntos todos los quintos del mismo reemplazo.
En el pie de la foto pongo los nombres de los reclutas cuyo nombre más o menos conozco; si no es así, dejo el número en blanco.
Mi quinta celebrando el acontecimiento en La Fonda |
Algunos reclutas de la quinta del 56 comiéndose un chivo en el bar de Juanico la Bigota Entre otros están Paco el Rubio, un Melón, Antonio Palotes, Pepe Repiso, Juan Maraballón, El Trabuqueño... |
La quinta de 1949 Abajo se ven Antoñillo el Rubio, Rafalito Julián, Manolo el Tejero, Ricardo el del Teléfono |
¡Que interesante estudio antropológico !A ver si consigues más quintas como la del 46-47-48.
ResponderEliminarAntonio palotes es mi tio y miguel el veleta mi primo hermano
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