martes, 12 de febrero de 2013

29.- Toros en la plaza de abajo

Parece ser que desde que el pueblo es pueblo, al llegar la fiesta de octubre siempre ha habido toros, no en el sentido de corridas más o menos en regla y formales, sino festivales taurinos consistentes en la suelta de vacas y vaquillas para que los aficionados y el público en general den cuatro capotazos, algún espontáneo reciba un revolcón y la gente se divierta sin que para ello tenga que morir la vaca; así podía ser toreada al año siguiente.
Esta tradición taurina de Villanueva del Rosario debiera haberse convertido hace tiempo en fiesta típica pues, de los 101 pueblos que tiene la provincia de Málaga, somos de los pocos en los que se han organizado festivales y corridas de toros sin interrupción desde hace más de un siglo. Sin contar las plazas de toros que se han construido para los satisfacer las ansias de tipismo de los turistas, las localidades malagueñas en las que se han celebrado regularmente corridas de toros o festivales taurinos son: Málaga, Ronda, Antequera, Vélez Málaga y Villanueva del Rosario.
En España las corridas de toros tenían lugar en un sitio amplio, cerrado, donde mucha gente pudiera ver lo que pasaba; ese sitio era la plaza del pueblo o de la ciudad. Con el tiempo, para celebrar estos espectáculos se construyeron cosos o plazas artificiales, recintos que no forman parte de la vida urbana pues sólo sirven para las corridas.
En el casco antiguo de nuestro pueblo, la plaza que reúne todas las condiciones para estos acontecimientos taurinos es la plaza de abajo, también conocida como plaza de España, del ayuntamiento o de Chicón. La de arriba, o de la iglesia y ahora de la Constitución, está reservada para las manifestaciones religiosas, procesiones, entierros, bodas, bautizos, sin contar que, hasta que el pueblo no se extendió más allá de la Linde, esta plaza era el lugar en el que se colocaban los cacharritos el día de la Virgen.
Había otros espacios abiertos (la Plazoleta del juez, la Plazoleta de los muertos o el Llanete al final de calle Iglesia, la explanada de La Linde...) pero ninguno de ellos reunía las condiciones mínimas para albergar las corridas de toros.
La plaza de abajo era muy fácil de cerrar pues solo tiene dos entradas: la que hay viniendo de calle Posadas y la que sale hacia el Pecho de los civiles. Unos días antes de la fiesta de octubre, se cortaban las entradas a la plaza con sendas vallas en las que dejaban un portillo por donde pudiera pasar la gente. Como la plaza era terriza, se hacían unos hoyos en los que se metían palos verticales, a los que amarraban otros horizontales y así se formaba el ruedo de la plaza.
Para los espectadores se ponían unas vigas largas apoyadas en la pared a las que se amarraban otras horizontales que servían de asiento; estos eran los andamios. De pago eran los palcos, construidos por particulares a base de tablones y puertas viejas; y en ellos se sentaban los niños, las mujeres, las personas mayores, las autoridades y los músicos.
Hasta los años sesenta, lo que se toreaba eran vacas traídas del cortijo del Jobo o del cortijo Alto. Un día antes de los toros, las encerraban en el patio de la casa de los del Paraíso y cuando empezaba el festejo se soltaba una; mientras embistiera se dejaba en el ruedo; luego se cambiaba por otra y así hasta que se hacía de noche. Como no había ni toreros, ni banderillas, ni orejas, ni sangre, al día siguiente se repetía la misma función. Hubo vaca, como la legendaria ‘Gallardía’, que estuvo en el cartel y dando trompadas a diestro y siniestro en las corridas del día de la Virgen durante varios años.

Un día de toros en la plaza de abajo a principios del siglo XX.
En los balcones de la 'casa del abogado' se ven las mujeres con sus vestidos hasta los tobillos.

Mujeres y niños ven los toros desde los balcones de la 'casa grande'.
Abajo, a la derecha, el escudo que presidía la entrada al cuartel de la guardia civil.

Un grupo de hombres, con sus típicos sombreros, sentados en un andamio de la plaza.
En la fila de arriba, por la izquierda, están mi tío Juan y mi padre.

En el palco esperando la corrida.
A la izquierda está la Currita, mi suegra, y a la derecha Manuel el practicante y su mujer.

Extraordinaria fotografía de los músicos, el alcalde, el cura, el juez, el teniente y el público
en los toros del día de la Virgen del año 1952

La vaca 'Gallardía' persiguiendo a un espontáneo.
Como se ve en la foto, las vigas del ruedo ya estaban sueltas por las embestidas de esta vaca.

2 comentarios:

  1. Muy buenas noches. Soy Enrique Vallejo Galvez.En las segunda foto puedo reconocer a mis padres y a mis tíos Pepe y Pepa.
    No se de que año será la foto lo que si puedo decir que recuerdo cuando se hacían los toros en la plaza de abajo.
    Muchas gracias y hasta la próxima.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Hola, Enrique. Tienes buena vista y eres fiel con este blog. Gracias. Intentaré añadir los nombres (muchos) que faltan en tantas fotos..
      Un abrazo.

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