lunes, 20 de mayo de 2013

45.- Anastasio

Anastasio, cuyo nombre completo era Anastasio Párraga Patricio, fue durante décadas uno de los personajes más famosos de Villanueva del Rosario por su condición de autor de las letras de comparsas que  se cantaron en los carnavales entre los años 1929 a 1936. Eran muchas las personas que se sabían la letra y la música de aquellas murgas que salían cada año en los carnavales que luego, durante la dictadura, prácticamente desaparecieron.
De Anastasio sabemos pocas cosas: que era miope, trabajaba de molinero, fue alcalde y que murió en Valencia. En el carnaval de 1929 las mocitas del pueblo, dolidas de cómo Anastasio se metía con ellas y les sacaba una letra al más mínimo descuido, le cataron esta copla.

Anastasio


Anastasio el molinero
es un hombre mu desgraciao,
no ha podido encontrar novia
por muchas vueltas que ha dao.

Las niñas lo rechazaban
porque era un poco miope
y para mayor desdicha
se quedó tuerto de golpe.

El desgraciao miope
no puede ir a al guerra
porque es un artillero flojo
y no se bate donde quiera.

Ahora le ha dao a ese hombre
por criticar a las muchachas
y no se ha fijao el tuerto
que de él sale una comparsa.

Fue alcalde del pueblo desde el 6 de julio de 1932 hasta el 7 de febrero del 37, justo el día en el que entraron los nacionales, pues el 8 de febrero el alcalde ya era José Reguero Molina. No consta que se tomaran represalias contra Anastasio por haber gobernado el pueblo durante la República y los primeros meses de la guerra, tiempo en el que se cometieron numerosos desmanes. Murió en Valencia, en casa de un hermano.
Publiqué en 1982 y 1987 dos librillos en los que recogía las coplas que compusieron Anastasio y Miguel Carneros y en la introducción ya decía que han pasado muchos años desde que fueron compuestas y es posible que su significado pueda escapársenos, sobre todo el de aquellas letras que hablan de anécdotas y personajes que desconocemos.






Las circunstancias sociales y políticas en los tiempos de estos carnavales eran muy diferentes a las actuales. La mayor parte de la gente del pueblo nacía, vivía y moría sin haber traspasado el Puerto de las Pedrizas; las comunicaciones eran escasas y los caminos muy malos. Los comentarios y habladurías se basaban en los pequeños acontecimientos que sucedían en el pueblo, y de pequeños hechos como los que Anastasio y Miguel Carneros contaban en sus coplas está hecha la historia de nuestro pueblo.
En los carnavales de 1929 salió la comparsa de Los Bomberos, cuyos componentes los enumera Anastasio a golpe de apodo. Desgraciadamente no tenemos fotografía del grupo pero algunos nombres nos suenan.



Componentes de la comparsa del carnaval de 1934

Somos trece murguistas
de todas castas:
un Pepito Rabioso
y una Canasta.

Vienen tres Esparragueras,
también dos Embotellados
y un comerciante de telas
más limpio que un excusado.

Y este don Pedro se cría
en un jardín Toledano
y aquí está su señoría
más seco que un ajo vano.

Y este maestro de escuela
siempre esmayao
y tres con más remiendos
que Remendao.


Uno de los temas imprescindibles en cualquier carnaval que se precie es el de la crítica política. Anastasio compuso varias coplas con este tema, pero he querido escoger la que sigue pues, además de tener empaque poético, profetiza en 1929 el trágico conflicto civil que habría de cubrir de luto las tierras y los pueblos de España.

Tendrá que ser memorable
el mil novecientos treinta,
se ven por el horizonte
muchos rumbos de tormenta.

Las estrellas y los luceros
están luchando a porfía,
ya se acerca la hecatombe
que anuncian las profecías.

Se siente un tronar lejano,
ya se acerca el huracán,
llevémonos como hermanos
si nos queremos salvar.

España, Patria querida,
no abrigues más temores;
cuenta con estos bomberos
que serán tus defensores.


Pero la base y la gracia de aquellas letras eran el comentario jocoso y humorístico de los pequeños percances sucedidos durante el año en el pueblo y que alimentaban las tertulias, los corrillos y las comidillas de hombres y mujeres.
He aquí la que le sacó a un brosqueño.

En el Brosque hay un herrero
que está muy acreditado
porque trabaja muy bien
y a la gente le ha gustado.

Mira si trabaja bien
en toda clase de hierro
que una perra que tenía
la pegó con otro perro.


O esta que le sucedió a Lucas el Recobero.

Voy a contarles, señores,
un chapú que le pasó
a Lucas el Recobero
con un borrico capón.

El el Hoyo de Alemanes
ató el borrico a un cercao
y se fue en buscas de etas
por todos aquellos praos.

El borrico se soltó
y tiró para el Sauceo,
los huevos se los quebró
y tiró hasta el aparejo.

Lucas decía furioso:
"Virgen Santa del Carmelo,
aunque pierda la quincalla,
que no me quiebre los huevos".


¿Quién sería este Añón, un tabernero al que una criada ligera de cascos le buscó la ruina?

Añón tenía una criada
que la trajo de Archidona,
más decente que la Jara
y más lista que Cardona.

La muchacha estaba siempre
abajo en la cocinilla
y el primero que bajaba
le atizaba la hornilla.

Pero Aurelio el de Patarra,
ese fue el más desgraciado,
bajó a probar la meloja
y Añón lo pilló en el ajo.

Echó a la calle a los dos
y se quedó sin la moza
y esa fue su perdición
que se quedó sin parroquia.


Al quedarse sin clientela en la taberna, el pobre Añón tuvo que cerrar el negocio y subastar sus pertenencias: un verdadero desastre. Lo compara con el desastre militar de 'Monte Ruiz', es decir, Monte Arruit en Marruecos donde en 1921 murieron 13.000 españoles a manos de los rifeños.

Anastasio puso letra a la subasta de Añón.

La subasta de Añón
dio que decir,
aquello fue el desastre
Monte Ruiz.

El caldero de fregar
lo subastaron primero,
se lo llevó en dos reales
Dieguito del Estanquero.

Cristobilla se llevó
docena y media de sillas;
la escoba y el reondel
lo vendió por dos perrilas.

El estante y dos mesas
y el mostrador
se lo llevó Antoñito
a cambio de arroz.

También probó la torta
Pepe el de Marcos,
se llevó maquinillas,
vasos y platos.

Se llevó la cafetera,
el anafe y un cajón,
las tenazas y un cacillo
para hacer el almidón.

Entre todos le dejaron
la casa para encalar;
dos carbones que quedaron
se los llevó Julián.

Y Miguelillo Gazpirre
se llevó sin arrodeos
un barril de dos arrobas
que era del pobre Seisdeos.

Se pusieron a subastar
la escupidera
pero no hubo valiente
que la quisiera.

La casa se alquiló
por ocho duros
hasta que viniera
Pepe el Maúro.


Y las coplas picantes, que eran la salsa de las comparsas. He aquí dos ejemplos.

1
Se ha descubierto una mina
en las eras de Porrete,
trabajan muchos mineros
en aquel dulce boquete.

Empicados a la torta
se ven subir los mozuelos,
los viudos y casados
y algunos de los bomberos.

Hace ya unos cuantos días
se ha suspendido el trabajo,
está en peligro la mina,
nos vaya a pillar debajo.

Cuando haya seguridad
trabajaremos por horas
y allí a la punta saldrá
algún quesito de bola.


2
Toda la niña que esté
metida en enamoramiento
le deseamos que escuche
siquiera por un momento:
que no hable con el novio
por ventana ni corrales
porque todo hombre lleva
la intención del cazador,
de darle un tiro al conejo
y si se descuida, dos.


1 comentario:

  1. ¡Muy bueno! ¡Cómo sabía ya este personaje lo que iba a ocurrir en España! Las coplas picantes son geniales.

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