sábado, 17 de agosto de 2013

61.- La última morera

Como un signo de interrogación con penacho de hojas, la última morera nos espera a la salida del pueblo desde hace casi un siglo, sobre un tronco roto que ha resistido con obstinación el paso del tiempo, el vandalismo y el abandono. Alguien encendió una candela en su tronco obstinado en vivir.
Ningún niño se sube ya para coger las moras prohibidas ni con sus hojas se alimentan aquellos gusanos de seda que criábamos en cajas de zapatos. Las parejas de novios tenían a la última morera como hito en sus paseos; ir más allá acarrearía la reprimenda de los padres y la maledicencia de las comidillas.




La galería de verdor que forma este moral y de los otros que hay a la entrada de nuestro pueblo se ha salvado milagrosamente a pesar de la ley que condenó a los árboles que se habían plantado al borde de las carreteras porque, si un vehículo se sale dela calzada, puede estrellarse contra estos árboles produciendo así graves accidentes.


Fotografía tomada a mediados de los años veinte del siglo pasado cuando aún no se había construido el puente sobre el arroyo de La Canaleja.


La instantánea siguiente recoge el momento en el que se iniciaron las obras del puente del arroyo.



El 23 de agosto de 1931 concluyeron las obras. Sobre el puente, un camión cargado con los obreros comprueba la resistencia de la construcción. En primer plano, las moreras recién plantadas fueron testigos de aquel acontecimiento que abrió nuevos caminos a Villanueva del Rosario.




2 comentarios:

  1. Quien de pequeño no se subía a la morera gorda por cierto tengo las rodillas con sicratices por que sera, y lo buenas que estaban las moras.Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Ojala se conserve esa morera...
    Y no hagan igual que hicieron con los dos llorones que habia a ambos lados debajo del patio escolar

    ResponderEliminar