jueves, 3 de julio de 2025

501. Censo y oficios

 En el censo de población de Villanueva del Rosario del año 1924, al lado de cada vecino aparece anotada la profesión que en ese momento ejercía. Después de estudiar el documento de 90 páginas donde se recogen los datos de los 1467 saudeños (varones) y de las 1426 saucedeñas (hembras) agrupados en 778 familias, con indicación de edad, domicilio, lugar de nacimiento, parentesco profesión, estado civil y si sabía leer o escribir, he encontrado información que después de cien años resulta interesante. Lo que los censos nos dicen sobre la vida de nuestros antepasados y los cambios que con el paso del tiempo se van produciendo daría para impartir un curso de sociología.

Por ejemplo, hace cien años los hombres eran los únicos que aparecían ejerciendo un oficio. En la casilla donde se indica la profesión de la mujer, ya a partir de cumplir las niñas diez años, en todas aparece la sigla o abreviatura SS, que significa exactamente que ejercían las "labores propias de Su Sexo". Hay dos excepciones: una mujer (Francisca Nateras Mérida) que figura como maestra jubilada y otra (Dolores Ordóñez Benítez) que es maestra en ejercicio. Y pare usted de contar. Todas las demás, de las SS.

Hoy me referiré a algunas profesiones. Otras las dejaré para otro día. No hay ni una foto. ¿Saben ustedes que en el año 1924 había en Villanueva del Rosario 19 varones cuyo oficio era el de zapatero? 19 zapateros eran muchos zapateros si pensamos que ahora es un oficio artesanal prácticamente desaparecido.

He aquí el listado de zapateros y la calle donde tenían el taller. Aquí se incluyen maestros y aprendices. Los aprendices eran muchas veces los hijos de los maestros zapateros pues así aprendían y heredaban el oficio y el taller de sus padres. Lástima que no tengamos ninguna fotografía de estos curiosos establecimientos en los que el zapatero hacía o gobernaba botas, zapatos o sandalias, frente a una mesa baja y siempre con vistas a la calle. Las zapaterías eran lugares propicios para las tertulias.

ZAPATEROS

José Navas Luque, plaza Constitución

Antonio Pérez Mata, calle Plaza

Antonio Navas Nateras, calle Plaza

Francisco Bueno Lara, calle Plaza

Juan Mateo Boceta, calle Peligro

Juan Córdoba Vallejos, calle Carrera

789 Valentín Pérez Carneros calle Carrera

José Jiménez Hidalgo (nacido en san Juan del Puerto), calle Linde

Miguel Navas Galeote, calle Granada (ahora calle Adoquines)

Francisco Molina Palma, calle Alfonso XIII (ahora 1 de Mayo y siempre calle Tedoro)

Cristóbal Navas Luque, calle Alfonso XIII

Luis Nateras Navas, calle Alfonso XIII

Marcos Navas Ortiz, calle Alfonso XIII

Antonio Botello Mérida, calle Alfonso XIII

Juan Botello Fernández, calle Alfonso XIII

Antonio Ortiz Navarro, plaza Carneros (plaza de España)

Diego Ortiz Botello, plaza Carneros

Antonio Ortiz Botello, plaza Carneros

Francisco Ortiz Botello, plaza Carneros


El último que ha ejercido el oficio de zapatero ha sido Carlos 'Caracol', quien lo heredó de Miguel 'Veleta'. La llegada de los zapatos baratos de usar y tirar, que si se estropean vale más la reparación que unos nuevos, ha arramblado con esta profesión, salvo los escasos zapateros que en grandes localidades mantienen el nombre reparando calzado, bolsos, correas...

Aquellos zapateros antiguos hacían los zapatos a mano, desde la suela a los cordones, y sobre hormas de madera de distintas tallas que reproducían fielmente el tamaño y la forma de los pies del cliente. Eran zapatos caros pero duraban toda la vida.

Los zapateros que conocí de niño, y de mayor, eran Pepe Marcos, Valentín Pérez, el Valenciano, Juan Botello, Pepe de la Bigota, El Lirio...

Otro oficio, hoy desaparecido o muy transformado era el de herrero con fragua, fuego, yunque y martillo. Había dos herreros que, por sus apellidos y por ser tradicional oficio de ellos, debían de ser gitanos y hermanos.

HERREROS

Miguel Escobedo Montoya, calle Plaza

José Escobedo Montoya, calle Arroyo


Como los animales de tiro y de carga (caballos, mulos y burros) eran imprescindibles en las labores agrícolas, en todos los pueblos tenía que haber un herrador, el que les cambiaba las herraduras a las bestias cada año. En 1924 había dos herradores, eran parientes y tenían el taller en la plaza de abajo.

HERRADORES

Manuel Vallejo Franco, plaza Carneros (plaza de España o del ayuntamiento o de Chicón)

José Vallejo Moreno, plaza Carneros


A las ovejas y a los animales de carga había que esquilarlos de vez en cuando. De esta faena curiosa y delicada de peluquería animal se ha encargado siempre un gitano.


ESQUILADOR

Manuel Arjona Reyes, calle Fresca


Las casas que estaban enlucidas con yeso (porque entonces había viviendas que eran simples chozas o con paredes de barro) había que blanquearlas por dentro y por fuera con cal que hacían los caleros. Por cierto, el oficio de calero no aparece en este censo. Eran las mujeres las encargadas del blanqueo de las casas. Aquí sólo se reseña un encalador, un hombre que se subiría a los tejados y pintaría las paredes más altas.

ENCALADOR

Pedro Rico Fernández, calle Plaza


El tejar más antiguo del que tenemos noticia es el que regentaba la familia Alcalá Hoyos, apellidos que no eran propios del pueblo por lo que debían de proceder de otra localidad. Los Alcalá del pueblo tienen de sobrenombre 'tejeros' aunque en este alfar se hicieran no solo tejas; también ladrillos, cántaros, botijos...

ALFARERO

Manuel Alcalá Gómez, cortijo El Tejar


Había guardas jurados que, pagados por el ayuntamiento o por propietarios particulares, vigilaban los campos, los ganados y los cotos de caza, casi siempre armados con una escopeta y luciendo en el pecho una placa que acreditaba su autoridad.


PEÓN GUARDA

Manuel Rodríguez Navas, calle Alfonso XIII