(Esta entrada del MURRE se publicó en 2012: tiene ya 10 años. La repongo añadiendo nombres y a la espera de vuestros comentarios, correcciones, ideas, préstamos de fotos, sugerencias. Nos acercamos a las 700.000 visitas. A ver si llegamos al millón porque es una cifra más redonda. El MURRE es como una revista gratis, de todos y de todas los que vivimos y han vivido en el Sauceo. Echo en falta vuestra participación, el comentario crítico. No solo no queréis leer; es que tampoco queréis escribir. Sé que lo que os encanta es ver fotos)
En las entradas de este cuaderno internáutico (que los modernos llaman blog) voy mostrando personas, cosas, lugares, costumbres y pequeñas historias de nuestro pueblo que ya sólo viven en la memoria de los mayores (antes decíamos viejos) y sería una pena que cayeran en el olvido. Y para apoyar estos recuerdos, rescato y reproduzco antiguas fotografías en blanco y negro que estuvieron guardadas con mimo en aquellas coloridas latas de carne de membrillo de Puente Genil.
Hoy podríamos hablar de la moda juvenil. La manera de vestir es un reflejo de las costumbres de una época, de los prejuicios e imposiciones sociales, del nivel económico de las personas…En los años de los que hablamos, mediados del siglo pasado, el simple hecho de vestirse ya era un grave problema; en primer lugar por la escasa capacidad económica de la mayoría de las familias; en segundo lugar, la ropa había que hacerla, pues no existía la prenda confeccionada. Se compraban las telas, se cortaban y confeccionaban en la misma casa; la madre o la abuela era la encargada de hacer la ropa de la familia y de remendar los pantalones, camisas, calcetines y faldas que se iban deteriorando, porque las telas no siempre eran de buena calidad.
La máquina de coser era un instrumento indispensable en la casa. Algunas familias podían permitirse el lujo de encargar su ropa a una costurera o a un sastre, pero eran las menos.
Cuando los de mi edad éramos chicos (zagalillos) estábamos locos por cumplir años para hacernos grandes y así ponernos los pantalones (calzones) largos. Eso de tener que llevar las piernas al aire, hiciera frío o no, con unos calzones sin portañuela y sin correa, sujetos al cuerpo con un par de tirantes, era un estigma que pregonaba nuestra condición de niños.
La cierto es que cuando un crío pasaba de los doce años, además de ponerse los primeros pantalones largos heredados del hermano, ya era tan mayor que tenía que dejar la escuela y sus padres lo ponían a trabajar. En aquellos duros años fuimos pocos los que tuvimos el privilegio de poder estudiar.
Para hacernos una idea de cómo estaban las cosas, en 1955 el pueblo tenía una población de más de 4.000 habitantes pero, como se dice en el libro publicado por el Ayuntamiento ese mis año, “la población estudiosa comprende actualmente 20 alumnos cursando los estudios de bachillerato, otros 3 en estudio de escuelas de Magisterio, otros 3 cursando estudios en el Seminario Conciliar de Málaga y otros 3 en cursos superiores de Universidad.”
La vestimenta a veces insinuaba diferencias sociales que, en un pueblo como el nuestro, no podían ser demasiado grandes.
Polonio el Correo, Juan Sandunga y Eduardo |
Adolfo de Mirasiviene, Cristóbal de la Paquita y Antonio del Zapatero |
Las niñas llevaban falda, rebeca, calcetines, lazos… En cuanto al peinado, la melena se recogía en largas trenzas, sujetas con lazos. El hecho de cortarse las trenzas marcaba en las chicas el salto de la niñez a sentirse mujer. La canción lo decía: "Chiquitita, chiquitita, ¿la trenza de tu pelo quién la cortará?"
Moda de calcetines blancos. Anita de la Romana, Eloisa de la Currita y Rosalía Serrán . |
Saliendo de misa en la capilla del cementerio Isabelita de Miguelín, Herenia Terriza, Anita Cano |
Los días festivos eran los momentos adecuados para lucir el vestido que se estrenaba. La entrada y salida de la misa, el paseo por los adoquines o por la carretera eran verdaderos desfiles de modelos, de cuerpos y de miradas.
Esplendor en la yedra Dos Isabeles, rodeadas de flores, con yedra en las manos y con faldas floreadas. Era lo que se llevaba. |
En los años sesenta las condiciones económicas mejoraron, las costumbres se modernizaron por influencia del turismo, y los jóvenes del pueblo se abrieron a las vestimentas de los grupos musicales (Beatles, Brincos, Bravos) y adoptaron nuevos hábitos e indumentarias más modernas.
The Beatles? El de la derecha es Miguel el Telas; el siguiente ayudadme; el que adelanta la mano es el hijo del Pirro y el que mira de soslayo con el cigarro en la boca es Julián Navas |
Había un indudable gusto por la elegancia y por imitar a los ídolos del cine y de la canción. En aquellos años, el traje y la corbata son prendas indispensables para los días de fiesta.
Martín Juan Miguel, Jaime, Baltasar, Cristóbal, Gustavo, Sergio |
Otro conjunto musical: Martín, Jaime, Jorge y Baltasar |
Las chicas, que siguen sin poder llevar pantalones, acortan las faldas, rivalizan por la originalidad de sus vestidos y lucen peinados de peluquería.
María, Isabelita, Rosi, Paquita, Dominica, Anita |
Poco a poco se irá imponiendo la vestidura informal y los vaqueros.
José Antonio 'Maeras', Pepe Repiso, Pepe Luis de la Beli y Manolo de la Ignacia, |
Mi primo miguel el telas el de al lado mi primo antonio repiso
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