domingo, 9 de diciembre de 2012

16.- Mili: el sorteo y a Ronda


Mandy, en una pose de soldado bien plantado

Uno de los momentos más angustiosos para los quintos era el del sorteo, es decir, saber cuál era la región o ciudad en la que tenían que hacer el servicio militar. Cuanto más lejos del pueblo, peor. Los destinos más temidos eran Ceuta, Chauen, Tetuán, Larache durante el tiempo en que Marruecos fue Protectorado Español; también Sidi Ifni u otras plazas del Sáhara Español.


Lara, el de el Pecho de los Civiles, durante la mili en Xauen


Tampoco eran buenos para los quintos de nuestro pueblo los lugares tan alejados como Jaca (Huesca), Madrid, Canarias o Barcelona. Los preferidos por los jóvenes reclutas eran Granada, Sevilla o la misma Málaga, pues desde estas ciudades andaluzas podían venir al pueblo algún que otro fin de semana. Para evitar los sinsabores de una mili en sitios lejanos, algunos jóvenes optaban por irse voluntarios; así podían elegir plaza, aunque tenían que servir durante más tiempo.

Con el traje de cazador de montaña seguramente en Jaca.
Es un Veleta.

Algunos soldados del pueblo fotografiados junto a un carro de combate

Pepe Herrero, rodeado de coches como buen mecánico que era.

Soldados de una compañía, entre los que hay algunos del pueblo, con el plato para el rancho en la mano hacia 1930

Antes de incorporarse al Regimiento que les había correspondido, los reclutas eran concentrados durante un tiempo en Ronda, desde donde partían para sus localidades de destino.

Rafalito Julián y el Moro acompañando a los reclutas hasta Ronda.
El viaje se hacía en tren desde Antequera o Bobadilla


Reclutas de la quinta del 54 durante una parada en su viaje hasta Ronda

En la foto, varios quintos en Ronda desde el balcón sobre el Tajo.
De izquierda a derecha: Antonio Sandunga, Rafalito padre de la Elia, Antonio Muñoz Muñoz, Jumera, el Laña
Abajo, un hermano de la mujer del Trani


Durante el tiempo que pasaban en Ronda, como aún tenían el dinero que les habían dado sus familiares y todavía no iban vestidos de soldado, los jóvenes reclutas comían fuera del cuartel, se corrían algunas juergas y disfrutaban de una relativa libertad. Esta es la anécdota que me contó Pepe el Gamba y de la que, según él, proviene su apodo.

Pepe, nacido el año 1910, fue reclutado el año 31 junto con otros mozos del pueblo, entre los que estaban el Requeté, el Terrizo y Juanico el de la Bigota. Fueron primero a Málaga y después a Ronda, donde pasaron una temporada antes de marchar a sus localidades de destino. Pronto supieron que el barrio de las prostitutas estaba al pasar el puente, en Ronda la Vieja. También sabían que el Requeté llevaba cosidos a la cintura para que no se los robaran 50 duros de plata y, aunque ya había gastado algunos en Málaga, todavía le quedaba un capital. Conocieron a unas putas, quedaron con ellas, pero antes fueron los cuatro a la calle de la Bola para comprar algo e irse después a comérselo con ellas. Decidieron llevarse varios kilos de gambas y, a la hora de pagar, Juanico, Pepe y el Terrizo se hicieron los remolones y en un descuido, Pepe agarró las gambas y salieron los tres corriendo calle la Bola arriba, dejando solo al pobre Requeté quien no tuvo más remedio que echar mano de los duros y liquidar la cuenta de las gambas. Luego salió a la calle corriendo y gritando: “¡Ahí va el de las gambas! ¡Ahí va el de las gambas!”. De esta faena le viene el mote.

1 comentario:

  1. En la foto última donde están los chicos en el balcón de Ronda ,el Muñoz creo que es mi padre Antonio Muñoz el Avispero..

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