Decía Antonio Muñoz Molina en su novela Un invierno en Lisboa: "Con el tiempo no hay ninguna fotografía que no sea la de un desconocido." La que en su momento era una cara familiar y conocida y con nombre, el paso del tiempo la transforma en un rostro que no nos dice nada. A veces, al ver ahora esas fotos antiguas nos encontramos con que hay caras en fotos antiguas que trascienden los años al encontrarles un parecido indiscutible con alguno de sus descendientes.
Aunque en esta entrega de fotos aparecen algunas madres con niños, para mí las más entrañables son aquellas en las que el abuelo o la abuela se rodea de nietos. No es frecuente la foto en la que el padre aparezca con su hijo o hija sobre sus rodillas, de la misma manera que en aquellos tiempos era rarísimo ver a un hombre por la calle caminando con un niño agarrado de la mano, y no digamos nada de los comentarios que suscitaba si un hombre iba a hacer la compra, con un cántaro por agua a la fuente o tendiendo unos pantalones en el tendedero: todo eso era (¿y es?) cosa de mujeres. El que se comportaba contra la 'norma' era un calzonazos, descalificativo muy denigrante.
En este álbum familiar en el que se está convirtiendo nuestra Saucipedia hoy encontramos fotografías con muchos años en las que aparecen nuestros antepasados ejerciendo de madre, de abuela o de abuelo. Si no atino bien con los nombres, para eso tenéis mi correo.
En esta fotografía está Rosario Moreno, la mujer de Godoy, con sus hijos Paco y Antonio cuyo apodo, para entendernos, es 'Rubio' |
La niña con abanico y vestido blanco es Lola, la mujer de Higinio Navas y abuela de Rocío, la mujer de mi hijo Manolo. La madre tenía una carnicería y de apodo le decían 'Porras'. |
No sé quién es el hombre que, con sus manos callosas y enormes, sujeta a un niño que sonríe. En la solapa del traje a rayas, porta una tira negra en señal de luto. |
Inés con sus hijos Pepe y Félix. Como se ve en todas las fotos de niños, los calcetines formaban parte indispensable de la indumentaria. |
Josefa la de Maroto con su sobrina Carmen. |
Con botas, traje, corbata y sombrero de jipijapa, José Vegas, el albardonero. La de su izquierda puede ser su hermana Ana, la mujer de Pepillo el de la Bigota. |
Esta foto es de mi álbum familiar. En el centro está mi abuela María, y los lados mi tío Juan con su hijo Juanito en brazos, y su mujer, Matilde, con la Josefita. |
Magnífica fotografía de estudio donde están Cristóbal (Colón), su hijo Juan y su mujer Isabel |
Buenas tardes a todos los seguidores del bloc.En primer lugar destacar el decorado osea el fondo de las fotos,también los empedrados mas bien o mal pero sin barro, me recuerdo de pequeño cuando pasaban las yuntas de mulos barcinando sobretodo habas por mi calle el arroyo y le pegaba el tirón, menuda polvareda que se formaba cuando pasaban la piara de cabras que guardaba Palotes ,recuerdo que mi abuela Pura se ponía en la puerta para que las cabras no se refregaran por la pared ,cuando volvían por la tarde después de estar todo el día pastando en el campo y que curioso que cada una sabia donde vivía ,ya no me enrollo mas ,y el fotógrafo Rama creo que venia de Antequera .La foto que mas he reconocido es la de Cristobal Colon con Isabel y su hijo Juan .Bueno ya me despido hasta otro día un abrazo para todos ,animaros a escribir que es gratis.
ResponderEliminarHola. Soy el hijo de vuestro fan incondicional Juan Álvarez Caro. No hay día que no me hable del "blog del murre". Para él supone un gran aliciente y dedica mucho tiempo disfrutando del gran abanico de recuerdos que encuentra en este lugar. También me suele comentar que es una lástima que nadie más haga comentarios, ya que le consta que son muchos los seguidores que suelen leer y visitar con frecuencia este blog. Estar en Catalunya, lejos de su tierra, y tener esta oportunidad para viajar en el tiempo y recordar aquellos tiempos, no tiene precio. Muchas gracias por la labor. Christian Àlvarez Luque.
EliminarGracias por vuestros amables comentarios, primos padre e hijo.
EliminarLa verdad es que me divierto volcando en imágenes la memoria colectiva de todo un pueblo que, curiosamente, solo se acuerda de lo bueno, porque fueron muchos y terribles aquellos años de la posguerra.
No hay foto triste. Por eso, cuando nos hacen una, el de la cámara dice: Sonríe. Di PATATA.