De
Córdoba o de Barcelona venía cada año un fotógrafo que retrataba uno a uno a los
niños y niñas de la escuela; los hermanos se ponían juntos para así ahorrarse
dinero, pero muchos, aunque lo estaban deseando, no se hacían la foto porque
los padres simplemente no podían pagarla. El fotógrafo instalaba su estudio en
el patio del Grupo Escolar y el escenario era siempre el mismo: un pupitre, un
libro abierto como si lo estuvieras leyendo, un mapa de España de fondo, el
globo terráqueo, una pizarra...
(Un año, cuando el fotógrafo ya lo tenía todo instalado para comenzar a hacer
las fotos, Félix ´Melón´, que por entonces tendría siete u ocho años, dobló la
esquina corriendo y, sin darse cuenta se llevó por adelante el tinglado,
tirando por los suelos el trípode con la cámara. El pobre fotógrafo, viendo
arruinado su negocio, salió corriendo detrás de Félix, lo agarró y, con la
intención de que sus padres se hicieran cargo del estropicio, le preguntó:
-¿Cómo
se llama tu padre?
-Mi
padre es Melón –porque con este apodo lo conocía todo el pueblo.
-¿Y
tu madre?
-Mi
madre es la Mata –y ese era efecto el apellido de su madre.
Creyendo
el fotógrafo que el aturdido Félix se estaba cachondeando de él con lo del
melón y la mata, lo cogió de una oreja y lo llevó hasta el maestro quien como
pudo arregló el asunto.)
Los
niños íbamos a la escuela vestidos cada uno a su aire pues los maestros nunca
se plantearon que nos pusiéramos ni babero ni uniforme. Lo de las niñas era otra historia: además de mejor peinadas (las trenzas era la forma normal de llevar el
pelo), todas vestían babero blanco con un lazo azul al cuello. Para que no se mezclaran, las niñas tenían las clases en el piso de arriba y los
niños en el de abajo; además, a los niños nos daba clase un maestro mientras
que a las niñas era una maestra. Incluso en el recreo los juegos de unos y
otras, además de ser distintos, también se hacían por separado. Las niñas jugaban
mucho al piso, al salto de la comba... Los juegos de los niños eran más
violentos: pilla-pilla, salto la burra, a la pelota...
A
la escuela se iba con una cartera (las niñas llevaban maletín) que, como estaba
hecha de cartón, si se mojaba se deshacía. El material escolar era simple: una
libreta, un lápiz y goma. Para ahorrar papel y por pura economía la mayoría llevaba una pizarra con un pizarrín amarrado con una cuerda y
un trapo para limpiarla. Los que tenían lápices de colores (de la marca Alpino)
eran unos privilegiados. Cuando eras más grande, los maestros nos dejaban usar una pluma
metálica que se mojaba en los tinteros que estaban incrustado en los pupitres y
que el maestro llenaba de vez en cuando con la tinta que él mismo hacía y que
guardaba en una botella con pitorro. No había libros de texto y lo más que se
aprendía era a leer, a escribir, a manejar las cuatro reglas y unas nociones de
geografía e historia. Se dedicaban muchas horas al catecismo, a dibujar la bandera de España y a hablar de la
Falange, de Franco y de José Antonio Primo de Rivera.
Era
tanto el frío que hacía en invierno dentro de las clases, que algunas madres
les preparaban a sus hijos una lata de
las de atún, a la que le ponían una cuerda o alambre para cogerla, la llenaban
de ascuas del braseo y las cubrían de ceniza. Con aquella triste candela de mala
manera se podía combatir un ambiente tan helado. Una vez pusieron estufas
alimentadas con orujo, pero entre que hacían humo y que nadie traía el
combustible, apenas funcionaron.
Los
días de mucho frío, para ver cómo de heladas teníamos las manos, nos hacíamos
apuestas a ver quién era capaz de ‘hacer el huevo’, es decir, intentar juntar
las yemas de los dedos: de verdad que a veces los dedos no obedecían,
entumecidos por la helada.
He aquí algunas fotos de escolares.
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Josefita, Angelia y Anita (de la Pingorota) |
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Baltasar y Jorge (de Frasquito) |
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Yo, con siete años. El brazo derecho lo tenía escondido porque me lo habían escayolado. |
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Un poco más grande
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Bernabé, Paquita y Eloísa (de la Currita) |
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Rafalita |
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Juan Francisco (de Benede) |
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Me dice Antonia María que este niño es Antonio Muñoz Mármol |
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Rosalía |
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Carmen y Cristóbal (de la Marota) |
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Mari Carmen, Jorge, Sebastián y Adela (de Ramitos) |
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Pepe 'Melón' |
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Pepe, Manolo y Pedro (todos Pedrines) |
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Pilar Olvera (de Miguel el Carbonero)
Me dice Pilar que la de la foto no es ella, que es su prima María, la de la Gertrudis. |
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Rosarito y Anita (de Félix el barbero) |
Seguro que hay muchas fotos como estas metidas en latas o empaquetadas en álbumes. Si me las prestáis, yo las pongo en el Murre.
Buenas tardes a todos los seguidores del bloc y paisanos.Que alegría ,me ha dado cuando me he visto en una de las fotos ,para los que no me conocen,soy el que tiene el teléfono cogido por cierto bien fuerte y con el lamparon en el jerséis.Cuantos años han pasado lo importante es poderlo contar .Paquito como lo narras es tal cual yo lo viví,jamas se me olvidara como Don Luis nos tiraba de las patillas cuando hacíamos alguna trastada por ejemplo un día entro a la escuela y nos pillo tirándonos pegotillos de barro que llevábamos en los zapatos y todos pillemos tirón de patillas y regla, alguno tortas a un lado y al otro de la cara, igual que ahora ,también cuando nos llevaban a la cruz de los caídos a cantar el cara al sol .Un saludo desde Sabadell
ResponderEliminarPues yo tambien soy de la época de Juan Alvarez, y tambien tengo la foto con el dedo marcando el número de teléfono y el mapa mundi al lado, en esta época las niñas llevaban babero y un lazo de color según el curso en el que estabas, recuerdo en 1ª era rosa con,Isabelita hermana de la Marló de la caja, 2º celeste con Doña Encarnita mujer de Don Amador, 3º créo que rojo, con Doña Trini, y el último curso que habia en la galería de arriba verde con Doña Enriqueta, luego en 5º las poquitas que quedemos, nos fuimos abajo con los niños , con Don Rafael Castillo hasta 8º.
ResponderEliminarPaco, el niño es Miguel Muñoz Mármol.
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