En este repaso por el repertorio de palabras comunes en el habla popular de Villanueva del Rosario hemos llegado a las que comienzan por la letra C en la que encontramos, entre otros, los nombres de tres animales: cáncana, cortapichas y curita.
Según el diccionario de la Real Academia, cáncana es el nombre de un tipo de araña, mientras que entre nosotros se utiliza para referirnos a la cucaracha o curiana. Como es un insecto muy inquieto, y cuando es descubierto se mueve continuamente de un lado para otro, el nombre cáncana ha dado lugar al curioso verbo cancanear que, referido a las personas, sirve para indicar que alguien anda continuamente de un lado para otro, y también al sustantivo cancaneo cuyo significado es el de paseo sin rumbo fijo.
El cortapichas, aunque el nombre pudiera hacer pensar en un arma fálico-letal, no es más que otro insecto también escurridizo llamado comúnmente tijereta o cortapicos. Y al hablar de curita nos estamos refiriendo a un ave llamada collalba negra (Oenanthe leucura) conocida también como reina mora, bublanca, coliblanca de manchón.
Y es que los nombres populares dados a estos animales son producto tanto de la observación de sus características físicas como de la imaginación y el ingenio de la gente del campo que los cataloga. Hay un interesante trabajo titulado "Nombres vernáculos de la avifauna malagueña", realizado por Julia Salazar y Mnauel Romero, en el que se hace una larga lista de los nombres que se han dado en diferentes sitios de la provincia de Málaga a los pájaros, atendiendo a sus características físicas, a las costumbres o a los distintos sonidos de sus cantos: fifita, pardillo, moíno, colorín, aguililla, repéntula, palomo buchón, pichirrubio, tontonillo, ratilla, colijunco, monjita, espulgabueyes... Hay casos en los que la pronunciación sureña del nombre de algún pájaro o ave común lo ha transformado hasta dejarlo irreconocible: es lo que ha sucedido con el nombre de la cogujada, que entre nosotros ha devenido en cuá o cuaílla.
Los tiempos que corren no son buenos ni para los pájaros ni para los nombres que el pueblo les ha dado; por mor de los venenos herbicidas e insecticidas muchas especies están en peligro de desaparecer de nuestros campos; por otro lado se están generalizando las denominaciones comunes del castellano en detrimento de los nombres autóctonos de nuestra fauna. Si las cosas siguen así pronto nadie sabrá qué quieren decir nombres tan hermosos como siseñor, soldadico, solimán, juanico, señorita, santateresa, sombrerillo, sordilla, terrerilla, tintorero...
Seguimos con la letra C. Un castañeo es la reunión familiar o entre amigos, coincidiendo con el día de Todos los Santos, en la que se consumen castañas asadas con un fuego de carbón en una olla con el culo agujereado. La terminación -eo significa también 'acción de buscar': esparragueo, búsqueda de espárragos, eteo, de setas, tagardineo, de tagarninas.
El diccionario de la RAE, en la entrada de la palabra conocencia, dice de ella que es un vulgarismo; a mí me parece una hermosa palabra que aún se usa entre nosotros para referirnos al conocimiento que uno tiene de otras personas cuyas amistad nos honra: "Fulanito tiene muy buenas conocencias".
Certeniá, con el valor de certidumbre, no aparece en el diccionario aunque fue un antiguo vocablo equivalente al actual certeza.
El sufijo-aje se usa para indicar, en tono despectivo, que algo carece de calidad: cartulaje, cartas malas; pelaje, pelo con mal aspecto; pataje, andares desgarbados...
Y terminamos con una nota sobre una costumbre hoy ya desaparecida: el cencerrazo o cencerrada. El hecho de que un viudo se casase en segundas nupcias era un acontecimiento para la comunidad, que rechazaba tal decisión de forma harto escandalosa. En efecto, aunque procuraban que la ceremonia se celebrase en horas intempestivas para evitar la malsana curiosidad de los vecinos y como por aquellos entonces no se estilaba lo del viaje de novios, un tumulto de gente armada de cencerros, cuernos y toda clase de cacharros rondaba la casa de los recién casados y los sometía durante varias noches a un concierto ensordecedor que debía de poner los pelos de punta, ya que no otra cosa, al pobre viudo. Esta vieja tradición popular que castigaba la reincidencia en el matrimonio, como si con ella se quisiera transmitir la venganza del cónyuge muerto, ha ido desapareciendo pues, entre otras cosas, ya ni siquiera hay cencerros. Lo más parecido al antiguo cencerrazo es el importado escrache con el que ahora le dan la lata a los malos políticos.
Hola paisanos y seguidores del bloc,es para mi un placer sentarme delante del ordenador y hacer este pequeño comentario.En primer lugar quisiera decirle a los seguidores que algunos de los nombres me suenan mucho les rogaría que si me conocen nos pudiéramos poner en contacto gracias.Bueno del vocabulario me encanta recordar nuestras raíces y forma de hablar ,como ya os he comentado en otra ocasión ,de ves encunado le hecho un vistazo al libro VOCABULARIO POPULAR ANDALUZ ,para mi es una joya .Hasta otro día y a los seguidores que se animen a escribir un saludo para todos.Mi correo es juanalvarezcaro@hotmail.com
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