En este blog ya
he hablado de los orígenes de la parroquia (entrada del 11-12-2012) así como de
la reposición de imágenes, enseres y retablo destruidos durante los
meses de la guerra civil en los que el pueblo estuvo en la zona republicana (18-1-2013). En
esta entrada quisiera hacer un recordatorio de los distintos pasos que se
dieron hasta la total destrucción del templo parroquial, en lo que me he
atrevido a llamar “acoso y derribo de la iglesia”.
A principios de
los años cincuenta del siglo pasado yo era monaguillo, primero con don Timoteo
Polo García, que vivía en el Trabuco pero también llevaba esta parroquia, y
luego con don José María Astorga. Por las mañanas yo abría la iglesia para dar
los toques de campana que anunciaban la misa o el rosario y, si había llovido
durante la noche, junto al muro de la izquierda veía cómo se formaban a veces
algunos charcos debido a filtraciones desde el callejón que separa a la iglesia
de la casa de arriba. Aparte de este problema, que tenía fácil solución, y de
algunas pequeñas grietas en las bóvedas, la estructura del edificio se mantenía
sólida después de doscientos años de haber sido construida.
Luego, cuando
fue demolida la iglesia, se encontraron enterramientos tanto bajo el pavimento
como en algunos nichos practicados en los muros, huecos que quizás hubieran mermado la
consistencia de las paredes y de los cimientos; y es que hasta mediados del
siglo XIX, que fue cuando se hicieron obligatorios los cementerios, el interior
de las iglesias así como sus alrededores eran los lugares en los que se
enterraba a los difuntos.
(Mi casa, que
linda con la iglesia, tiene más de cien años y, cuando hicimos obra, bajo las
losas del patio aparecieron varios enterramientos. Supimos que vivíamos sobre
un cementerio cuando, en medio de silencio de la noche, un equipo de música que
a duras penas funcionaba, se ponía a toda marcha solo y había que levantarse y apagarlo
a toda prisa para no despertar al vecindario. Desde entonces, en vez de una
vela o mariposa, a las ánimas benditas les dejamos encendido toda la noche un
pequeño transistor, remedio con el que parece que las cosas del más allá se han
calmado. Otro día les acabo el cuento.)
Una vez tomada
la decisión de reformar y consolidar la iglesia, el día 24 de abril de 1958 se
envía un escrito a la Junta Nacional de Reconstrucción de Templo Parroquiales (documento
1) en el que se afirma que el edificio de la parroquia presenta un alarmante estado ruinoso, según el
informe realizado por el arquitecto Enrique Atencia, por lo que se solicita una
ayuda para dichas obras. El presupuesto es de 250.000 pesetas.
El escrito lo
firman el Sr. Obispo don Ángel Herrera Oria y don José María Astorga, el
párroco.
Pasado un año de
las primeras gestiones, el 4 de junio de 1959 se recibe una carta (documento 2)
del Director General de Asuntos Eclesiástico en la que se le comunica al párroco que,
para tramitar la solicitud que se había hecho, se necesita una certificación
del ayuntamiento en el que se haga constar que
“...el día tantos de tantos, las turbas rojas
penetraron en el templo parroquial de este pueblo, que lo desvastaron (sic) causando graves daños en la fábrica del
mismo que se encuentra en inminente peligro de ruina. La firma y el sello de la
Alcaldía.”
No tengo copia
de la certificación del ayuntamiento en la que se ‘exagerarían’ el origen y la
verosimilitud de los problemas que se alegaban, pero sí una carta del mismo
Director General de 10 de septiembre de 1959 (documento 3) en la que se hace
eco de la disposición del ayuntamiento de Villanueva del Rosario de colaborar
en la reconstrucción del templo parroquial ofreciendo la cantidad de 50.000
pesetas.
Con las 124.000
pesetas de Madrid, más las 50.000 del ayuntamiento (cantidad que nunca aportaría), más 75.000 que ofrecía el obispado, prácticamente se alcanzaba la
cantidad de 250.000 pesetas que se necesitaban para hacer las obras de la
proyectada reforma. Como se hace constar en las sucesivas peticiones de ayuda,
el pueblo sólo podría aportar el uno por ciento de lo presupuestado: unas 2.500
pesetas.
El 10 de octubre
de ese mismo año de 1959 se recibe el telegrama (documento 4) en el que se
comunica al párroco que la subvención de Madrid ha llegado al obispado de
Málaga y el día 15 del mismo mes se reciben las instrucciones (documento 5)
para poder cobrar la subvención concedida.
El 22 de marzo
del año 1960 se decide realizar las primeras catas en muros, suelo y bóvedas
para ver el alcance y el lugar en el que se han de hacer las reparaciones
oportunas. Para ello el Sr. Obispo y el arquitecto cuentan, según dicen en su
escrito (documento 6), con la opinión del
párroco, don José María Astorga, la eficaz ayuda del Sr. Alcalde, don Juan
Molina Díaz, y los conocimientos del maestro de obras y constructor, Juan Godoy.
Fue en 1960, justo
a los doscientos años de haber sido terminada y bendecida la iglesia de Nuestra
Señora del Rosario (1760) cuando se decide su cierre, en principio por poco
tiempo, pero después de aquel día ya nunca más se abrirán sus puertas.
En el diario de
don José Nateras aparece la siguiente anotación correspondiente al día 25 de
abril de 1960, día de san Marcos.
“Este día de San Marcos, en la Iglesia Parroquial
que fue construida en 1760, costeada por el Sr. Duque de Osuna don Pedro Téllez
Girón, se celebra la última misa suspendiéndose en ella todos los actos y
sacramentos para proceder a su derribo en parte y reconstrucción de la misma,
cuyas obras han comenzado ya hace dos o tres días, subvencionadas con fondos
del Estado y donativos conseguidos gracias a las gestiones del cura párroco don
José María Astorga Astorga y el alcalde don Juan Molina Díaz.
Durante las referidas obras los cultos y demás actos
se celebrarán en el Grupo Escolar y la Misa diaria en el salón del
Ayuntamiento.”
A continuación
de esta nota, y ya en el día 30 de abril, en el diario de Pepe Nateras aparecen otros datos referentes a las
numerosas obras y mejoras que se habían iniciado en el municipio.
30 de abril de 1960. Durante el mes que termina hoy
han comenzado en el pueblo las siguientes obras:
La referida de la iglesia cuyo encargado es
Francisco Godoy Moreno.
La pavimentación de la calle Queipo de Llano,
encargados Francisco Nateras Rodríguez y Antonio Palma Gallardo.
Obras del Matadero, encargado David Godoy Corrales.
Almacén del Servicio Nacional del Trigo, encargado
Francisco Ortigosa Alcalá.
Avenida General Mola (antes calle Arroyo), encargado
Francisco Ortigosa Godoy.
Ampliación del abastecimiento de agua, en breve
serán adjudicadas las obras.
En la actualidad se compone el Ayuntamiento de los
siguientes señores:
Alcalde:
Juan Molina Díaz
Juan Molina Díaz
Concejales:
Manuel Vegas Godoy
Juan Cano Díaz
Dionisio Cano Díaz
Miguel Carneros González
Higinio Navas Ruiz
Rafael Godoy Corrales
José Ortiz Sedano
Manuel Navas Díaz
Cándido Porras Torres
Mientras tanto, la iglesia sigue
cerrada en espera de lo que se decida qué hacer con ella. En un escrito de 9 de
enero de 1961 (documento 7) se habla de una nueva modificación en el proyecto
de reforma, pero surge el problema de que con este plan de actuación habría que
tocar el muro que linda con la casa de los Moreno, pues es una pared medianera.
Además, la parte superior de la sacristía es una habitación de la casa vecina.
El 7 de
septiembre de 1961, el Señor Obispo ordena (documento 8) que se inicien las
obras de reparación sin que se toque la parte de la sacristía hasta ver lo que
hace la familia Moreno Ruiz (Los del Cerrajero), vecinos de la casa de abajo.
Llegado a este
punto el conflicto (enfrentamiento que se irá enconando con el paso del tiempo)
entre la iglesia y el vecino, y viendo la situación de la iglesia y de la casa,
cabría pensar en la posibilidad de que esta vivienda pudiera haber sido en sus
orígenes casa parroquial. Hechas las averiguaciones he encontrado estos datos
que desechan esta posibilidad.
A finales del
siglo XIX el vecino del pueblo Juan Rico Maldonado, casado con Antonia Cebrián
Godoy, era el dueño de dos casas pequeñas que ocupaban entonces el solar de lo
que ahora es la casa del cura. En una de aquellas casas vivía su hijo Juan Rico
Cebrián, casado con Margarita Mateo Boceta, y en la otra su hija Antonia Rico
Cebrián, casada con Juan Ruiz Maldonado.
Estas dos casas se
las cambió don Juan Carneros Rico, quien era entonces el alcalde y cacique del pueblo,
por otras dos que él tenía al final de calle Serranes, casas en las que luego
vivieron las ‘Caleras’.
Juan Carneros
derribó las dos casas recién adquiridas e hizo una gran vivienda para su hija
Encarnación Carneros Molina, que se casó con el médico Sebastián Ruiz Palma en 1880. De aquel
matrimonio nació una hija, Encarnación Ruiz Carneros (la Encarnación del médico) que se casó con Cristóbal Moreno Navas quien tenía un bigote y se parecía mucho a un cerrajero ambulante que venía al pueblo a reparar cerraduras y llaves; de este parecido le vino el apodo de 'El Cerrajero'. De aquel matrimonio nacieron Cristóbal Moreno Ruiz, que es médico y vive en Archidona; Sebastián,
que fue practicante (ATS); y Ángeles, que se casó con Antonio Álvarez Delgado. Esta era la
familia que vivía en esta casa, y don Cristóbal el médico el que más pleiteó y luchó en
defensa de sus intereses.
Don Cristóbal Moreno,
en nombre de su familia, hizo el ofrecimiento de ceder la parte superior de la
sacristía si no se toca el muro compartido, intentando con este gesto evitar
así lo que se avecinaba, y que el obispo y el párroco pretendían: derribar la
pared medianera (y con él la iglesia) y disponer de un espacio para construir
la casa parroquial.
En un escrito
del doce de febrero de 1862 (documento 9), esta propuesta de don Cristóbal es
rechazada de pleno y se le amenaza con ‘acciones judiciales’.
Se meten en
juicios, la familia Moreno no cede a las pretensiones de la Iglesia y el asunto
es llevado al Consejo de Ministros. La obra de la iglesia es declarada bien de
utilidad pública y el día 4 de abril de 1963, en el Boletín Oficial del Estado y firmado por Francisco Franco, aparece el Decreto
del Consejo de Ministros (documento 10) en el que se expropia la casa número 12
de la plaza del General Mola (plaza de la iglesia) en beneficio del Obispado.
Conminados a
vender de manera forzosa, los propietarios piden 200.000 pesetas por la
vivienda; el Obispado les ofrece 100.000; no se conforman con esa cantidad y al
final tienen que aceptar 90.000 pesetas.
Insiste una vez más el párroco en que la iglesia está tan mal que un arreglo no solucionaría nada, por lo que el Obispo Herrera Oria en una carta del día 8 de agosto de 1964 (documento 11a) le pide que vaya a Málaga y que le explique personalmente lo que realmente pasa, aunque él es partidario de que se haga un arreglo provisional y más adelante se verá. Se ve que don José María logró convencer al futuro cardenal pues, a los pocos días, en carta del 28
de agosto de 1964 (documento 11b), el Obispado aprueba el proyecto de nueva
iglesia y recomienda que las obras se inicien cuanto antes.
Los trabajos de
construcción duraron tres años y, finalmente, el 7 de octubre de 1967 es
consagrada la nueva parroquia por el obispo don Emilio Benavent Escuín.
Se ha terminado
la nueva iglesia pero la casa de al lado, vacía y sin el muro norte, se
mantiene a duras penas en espera de que lleguen los dineros para poder
construir la vivienda parroquial. Así se habría conseguido por fin el ansiando
proyecto del párroco don José María de tener una iglesia nueva y una casa
propia.
El obispo dice
que no tiene dineros; el ayuntamiento, aunque se lo piden varias veces, no
aporta las 50.000 pesetas prometidas, y el párroco argumenta que los vecinos
del pueblo no disponen de medios económicos para poder colaborar.
El 15 de
septiembre de 1971 se le envía una carta al Sr. Obispo en la que se le comunica
que la única forma que tiene el pueblo para contribuir en la construcción de la
casa parroquial es con el retablo que hasta hace unos años lucía el altar mayor
de nuestra iglesia. Estas son las palabras de aquel expolio:
“Existe un retablo barroco del siglo XVIII,
desmontado, propiedad de la parroquia, que a pesar de estar necesitado de
restauración, en su estado actual, según peritos, se valora en más de medio
millón de pesetas. Según órdenes suyas no se debe demoler la casa, donde se
encuentra, ni tocarlo hasta que no se decida sobre su destinación.
Creo (dice el párroco) que el retablo sería una buena contribución de la parroquia. Su valor
equivaldría más o menos al del proyecto de la casa parroquial.”
Este retablo,
procedente del semiderruido convento de santo Domingo de Archidona, había sido
adquirido en 1946 por suscripción popular para ser colocado en el altar mayor,
en el mismo lugar que ocupaba el primitivo, destruido durante la guerra. Así se hizo una
vez restaurado y adaptado.
El día 7 de
octubre de ese año 1946, los fieles que asistían a la misa en honor de su patrona
la Virgen del Rosario pudieron contemplar por primera vez el magnífico retablo.
Acontecimiento recogido en su diario por don José Nateras:
1946. 7 de octubre
Se inaugura con la primera Misa oficiada por el
párroco don Timoteo Polo García, en honor de la Virgen del Rosario a la que
asisten todas las autoridades, el retablo procedente de la Iglesia de Santo
Domingo de Archidona, adquirido por suscripción popular para el Altar Mayor de
la Iglesia de este pueblo.
Dicho retablo es montado y reparado por el hijo del
escultor Palma (que talló la imagen de nuestra patrona en 1938) Don Mario Palma
Burgos ayudado por sus operarios don Francisco Pascual Villodres, Don Juan
Sedano García y Don Francisco Serrano Rodríguez.
Dicho Sr. Palma Burgos dice que el retablo es de
gran mérito, que data del siglo XVII, estilo entre Barroco y Churrigaresco.
Calcula que podía tener un valor de 50.000 duros.
El retablo
estaba embalado y guardado en una de las dependencias de la casa expropiada y
que ha de ser demolida para iniciar las obras de la vivienda del párroco.
En una nota
manuscrita (documento 11), el Administrador del Obispado don Antonio Martín, pide
que el retablo sea trasladado al obispado hasta ver lo que se hace con él ya
que, en la nueva y modernísima iglesia que nos habían construido, no tenía
cabida ni pegaba.
En el margen superior
de esa nota don José María Astorga escribe:
El 3 de abril de 1972 el transportista Juan García
Cebrián entrega en el Obispado el Retablo de la Parroquia de Vva. del Rosario
Algunos años
después quise saber qué había sido del retablo. Fui al obispado, su último
destino conocido, y nadie supo darme norte del paradero. Alguien comentó que
quizá estuviera colocado en alguna iglesia de Málaga, pero la búsqueda fue en
vano. En la iglesia de san Juan hay uno muy parecido, dorado con fondo verde,
como el nuestro, por si alguien quiere ir a verlo y hacerse una idea de lo que
perdimos.
Nos hemos
acostumbrado al nuevo templo, aunque no convenza a nadie y menos a los que
vienen de fuera buscando aquella iglesia pequeña, recogida, con tres naves, con
su espadaña y sus campanas. Don Santiago quiso enmendarle la cara, reinstaló las imágenes, cambió las ventanas y la fachada, y encargó un retablo blanco y dorado que aún se
sigue pagando.
En cuanto a la casa parroquial hay que hacer constar que fue don Santiago, aparte de don José María, el único que la ocupó durante los años que estuvo entre nosotros. Los demás párrocos que han venido nunca hicieron de esta polémica vivienda su hogar habitual pues siempre han preferido vivir en el Trabuco.
Relación de documentos consultados.
Documento 1 |
Documento 2 |
Documento 3 |
Documento 4 |
Documento 5 |
Documento 6 |
Documento 7 |
Documento 8 |
Documento 9 |
Documento 10 |
Documento 11a |
Documento 11b |
Documento 12 a |
Documento 12 b |
Hola amigos
ResponderEliminarHola paisanos, cuando derribaron la Iglesia y se descubrieron tantos enterramientos, yo aunque era pequeño me acuerdo perfectamente, son imágenes que nunca se olvidan, como también el retablo,era precioso , lastima que de desapareciera. La casa que despropiaron contigua a la Iglesia , recuerdo que en la planta baja estaba llena de bidones con leche americana , pasta, etc..la cual.el párroco don José Maria Astorga repartía al los feligreses , pagando un duro cada uno, que al final juntaba muchos duros. En esta casa se celebraba misa durante la semana, había una habitación llena de fardos de ropa usada americana.A mí me dio un abrigo marrón grandísimo el cual mi madre y la modista me lo arreglaron y yo tan contento. También recuerdo que una navidad,hicieron un belén viviente, en el cual mi hermano Pepe hacía de niño Jesús y de pastorcillo , mi hermano Antonio, fue muy bonito, la gente mayor seguro que lo recordaran. gracias por estos momentos que me hacen recordar mi infancia. saludos hasta el próximo día.
ResponderEliminar