A la izquierda del Guadalhorce, frente a donde estuvo la Venta de Adolfo y de la aún en pie Venta de José María, se encuentra lo que queda del cortijo La Ventilla. Para llegar a este paraje tenemos que entrar por el Cerro Limón y continuar hasta donde termina el camino. Antes se podía acceder por el camino de Las Huertas, y se atravesaba el río por un puente hecho con vigas, capachos de las aceitunas y tierra. Este precario puente había que reponerlo cada vez que se lo llevaba el Guadalhorce con sus riadas. En verano, durante el estiaje, se pasaba a pie o en bestia por un vado que discurría entre álamos, sauces, zarzas y retamas.
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Fotografía de La Ventilla en los años 90, cuando aún se mantenían en pie las viviendas. Esta foto me la ha dejado Elia. Su madre, Ana, vivió aquí hasta los 17 años. |
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El original en blanco y negro |
Esta foto la he hecho en septiembre del 25 desde el mismo sitio que se hizo la anterior.. Se ve una nave nueva y una vivienda antigua. Aquí ya no vive nadie. |
Esta cortijada está en la falda de un cerro bordeado por la carretera comarcal y por los ríos Cerezo, Guadalhorce y Parroso. El cerro recibe tres nombres, según desde donde lo mires: cerro de La Ventilla, cerro de Cuca o cerro de Valentín, nombres de tres cortijos que ya no existen, Cerca de La Ventila había otro cortijo, el de La Isla, que fue derruido cuando se trazó la autovía.
Muchos de los cortijos que a partir del siglo XVI se construyeron en la la ribera del Guadalhorce o los edificados a lo lago del viejo camino que atraviesa el término de Villanueva del Rosario desde Salinas hasta el Puerto de Las Fresneda, recibieron el nombre de Venta, Ventilla, Ventorro o Ventorrillo. Eran lugares donde paraban los viajeros y las caballerías que iban o venían desde Málaga o hacia Málaga. Los establecimientos más importantes eran las Ventas, que servían de vivienda, tienda, cantina y posada. Estos edificios jalonaban los caminos españoles cada legua, es decir, cada cinco kilómetros y medio. El trazado de estos caminos coinciden con las sendas por las que pasaron los romanos, los carros medievales o, convertidos en autovías, los actuales coches. De un gran puente medieval por el que esta vía cruzaba el Guadalhorce solo queda el nombre; Puente Quebrá. De aquel trasiego de carros y carretas les viene a las modernas vías el nombre de carretera. Y en América Hispana, el coche sigue siendo el carro.
Según el censo que se hizo el año 1924, en La Ventilla había 29 vecinos, agrupados en 8 familias. Por los apellidos repetidos deducimos que muchos eran parientes: Córdoba, Lara, Peláez, Salazar.
Vivienda 1
Francisco Lara Peláez, 58 años
Francisca Muñoz Aguilera, 55 años
Vivienda 2
Felipe Rojas Muñoz, 30 años
Vivienda 3
Inés Salazar Almohalla. 55 años
José García Salazar, 28 años
Francisca García Salazar, 24 años
Dolores García Salazar, 20 años
Vivienda 4
Manuel Lara Peláez, 40 años
Petra Peláez Fernández, 37 años
María Lara Peláez, 20 años
Francisca Lara Peláez, 18 años
Rafael Lara Peláez, 16 años
Manuel Lara Peláez, 10 años
José Lara Peláez, 5 años
Antonio Lara Peláez, 1 año
Vivienda 5
Francisca Lara Cano, 31 años
Josefa Córdoba Lara, 28 años
José Lara Córdoba, 8 años
María Lara Córdoba, 6 años
África Lara Córdoba, 4 años
Vivienda 6
Antonio Salazar Lara, 47 años
Rosario Lara Peláez, 47 años
Rafaela Salazar Lara, 17 años
Hilario Salazar Lara, 13 años
María Salazar Lara, 11 años
Vivienda 7
Manuel Córdoba Tallón, 61 años
Rafaela Lara Peláez, 40 años
Rafael Córdoba Lara, 25 años
Vivienda 8
Rosario Córdoba Lara, 38 años
María García Córdoba, 2 años
En febrero del 2025 hice estas fotos de La Ventilla, Alguna casa queda en pie; el resto es ruina.
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