Si en un pueblo se hacen obras es para mejorar lo que hay. Como todo el mundo sabe, en el casco antiguo hay dos plazas, la de arriba o de la iglesia y la de abajo o del ayuntamiento. Aparte tenemos dos plazoletas, la del juez y la de los muertos. La linde es un llano destartalado entre plaza, jardín y glorieta, y no es ninguna de las tres cosas. Es lo mismo que pasaba con aquellas camas que se llamaban 'entre catre y cama'.
En la ampliación del pueblo que tuvo lugar a partir de los años sesenta, en lo que es ahora el casco nuevo, no se hicieron plazas, esos espacios abiertos en los que las puertas dan todas hacia un centro. Desde el ágora griega, los pueblos han nacido alrededor de una plaza. Un pueblo que sea una calle nunca podrá gozar del lujo de la convivencia. Lamentablemente esta vida de 'puertas abiertas' se ha deteriorado tanto que es fácil recorrer calles y plazas sin encontrarnos con nadie. Del bullicio de antaño apenas queda nada hogaño.
Os pongo un ejemplo de calle y barrio diseñados con estricto criterio especulativo restringiendo al máximo los espacios comunes que sirven de desahogo. Alguien compraba una tierra, la dividía en solares, trazaba calles estrechas para construir casas, cuanto más mejor, y se forraba vendiendo solares.

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